La espiral de buenas noticias referentes a los mecanismos de apertura de fronteras en el seno de la UE se ha cortado de raíz esta semana al conocerse que España -con la posible excepción, bastante improbable, de Baleares y Canarias- se mantendrá en el 'semáforo ámbar' británico posiblemente hasta mediados de julio o agosto.
En la práctica, este color naranja significa que el Reino Unido desaconseja viajes no esenciales e impone dos PCRs y 10 días de cuarentena al regreso de sus ciudadanos. La patronal Exceltur calcula unas pérdidas de casi 400 millones en el litoral mediterráneo español por cada semana que se mantengan tales restricciones.
El jarro de agua fría para el tejido turístico de Tarragona ha reavivado la incertidumbre sobre el arranque real de la temporada: "Sabíamos que los británicos se iban a retrasar, pero contábamos con su visita hacia finales de junio o principios de julio. Las medidas de las autoridades sanitarias inglesas, que no deja salir a sus ciudadanos por el miedo a la propagación de la variante india, añaden un punto de incerteza que no teníamos", valoran desde la FEHT.
Otro de los mercados más castigados, -también estratégico en la Costa Daurada aunque sin tanto peso específico como el británico-, es el ruso. Los meses de mayo y junio, habitualmente buenos para este tipo de cliente, se han perdido, y por el momento no hay visos de recuperación. "No tenemos una bola de cristal y no podemos predecir al 100% cómo se va a comportar, pero ahora mismo no pinta bien; de momento la vacuna rusa Sputnik no entra dentro de la lista de las admitidas por la UE y eso también tiene sus consecuencias".
El Port, abierto a los cruceros
Desde el pasado lunes, el puerto de Tarragona se abre de nuevo a los cruceros al levantarse la prohibición vigente desde 2020. Tarragona Port Cruise ya está en conversaciones con las navieras para establecer el borrador de un calendario de operaciones. La logística de estos grandes trasatlánticos es compleja y muy cara, por lo que las compañías sólo movilizarán sus recursos de forma progresiva en función de la demanda. La idea es ir recuperando el tráfico lentamente en este 2021 para poder estabilizarlo en 2022; la temporada 2019 se cerró con 127.000 pasajeros y un exponencial ritmo de crecimiento. "Estamos bien preparados y lo estaremos todavía más en los próximos meses", informan fuentes del Port, en referencia a las obras de la nueva terminal en el Moll de Balears, que avanzan a buen ritmo y no se han detenido por la pandemia.