Los empresarios turísticos de Tarragona confiaban en obtener un mayor retorno de la temporada alta de 2021. A día de hoy se conforman con salvar los muebles y cruzan los dedos para que la evolución de la pandemia en agosto les sea favorable y les permita alcanzar unos niveles de facturación aceptables para "afrontar con fuerza el 2022". La demora en las últimas fases de vacunación, con la aparición de nuevos brotes y el consiguiente aumento de los contagios entre la población joven, ha tenido un efecto absolutamente pernicioso de cara a la llegada del turismo internacional.
Pese a la decepción por un julio con el turista internacional al ralentí, la Federación Empresarial d'Hostaleria i Turisme (FEHT) hace un balance relativamente positivo de las últimas semanas. Julio, con buenos fines de semana pero con una demanda débil en días laborables, deja una ocupación que ronda el 60% (en 2020 apenas se superó el 25%), todavía muy lejos de 2019, y refleja el fuerte empujón del visitante nacional, que supone aproximadamente la mitad de los ingresos y amortigua al menos en parte las caídas de otros mercados.
En el seno de la UE, los Gobiernos de Francia, Bélgica o Alemania vinculan el condicionante sanitario al económico y barren para casa en su recomendación de no viajar a España este verano. Fuera de las fronteras comunitarias, los mercados ruso y británico -tanto inglés como irlandés- siguen sin despertar y ponen en una situación más que delicada a las grandes cadenas hoteleras. Se calcula que en la Costa Daurada central se podrán ofertar en julio y agosto en torno al 70% de las plazas para una ocupación media que rondará el 65%. En Cataluña sólo podrá abrir entre un 40 y un 60% de las plazas hoteleras, aunque por contra se prevén excelentes resultados para campings y hoteles ubicados en áreas naturales de interior.
"La situación es tan cambiante que seguimos instalados en la incertidumbre de la última hora, aunque se viven dos realidades muy distintas: en las zonas de interior, ligadas al turismo de aire libre y naturaleza se mantiene un ritmo de reservas más estable que en 2020. No se superan las cifras de 2019, pero se van acercando. Por el contrario, quienes depende más del mercado internacional siguen con ocupaciones bajas. Evidentemente, no ha sido un buen julio y estamos todavía lejos de normalizar la demanda", expone Xavier Guardià desde la FEHT.
El turista francés, que mayoritariamente se desplaza en coche para mantener la seguridad de su burbuja, es a día de hoy el visitante extranjero más frecuente y el salvavidas para mantener la temporada a flote. El mercado español, y en menor medida el belga, permiten sostener una cierta fortaleza en la demanda de los grandes campings de la costa, que no obstante siguen lejos de sus mejores tiempos por las restricciones en el seno de la UE. La gran planta hotelera de Salou es la que más está sufriendo por la ausencia de los británicos.
Joan Anton, presidente de la Associació de Càmpings de la Costa Daurada i Terres de l'Ebre, confía en alcanzar una ocupación cercana al 80%, a pesar de que las cancelaciones de turistas franceses y holandeses han llegado hasta el 40%: "Estamos compensando con clientes catalanes y del corredor del Ebro, muchos de ellos campistas habituales, y otros que se estrenan en busca de naturaleza desde la seguridad de alojamientos individualizados".
Oportunidad para la desestacionalización
Si julio, -pese a una tendencia más positiva de las últimas semanas-, no ha respondido a las expectativas, todo indica que la tónica se mantendrá en un impás similar en el arranque de agosto. La FEHT confía en que a mediados de mes los touroperadores británicos vuelvan a operar en el aeropuerto de Reus, lo que resultaría una magnífica noticia para los grandes del sector turístico y podría abrir un escenario de ampliación de la temporada que nunca se ha logrado hasta la fecha.
"Es una buena oportunidad -analiza la presidenta de la FEHT, Berta Cabré- para demostrar que la desestacionalización no es una palabra vacía. Lo hemos intentado durante muchos años en la Costa Daurada y Terres de l'Ebre y nunca hemos alcanzado ese objetivo; si los mercados absorben reservas fuera de los meses de verano, Tarragona debe estar a la altura para seducir al cliente en cualquier época del año... sin duda es un destino preparado para nichos de clientes senior, familias, épocas de vacaciones escolares, turismo cultural o deportivo". "Tenemos una ventaja competitiva que es la ubicación, a menos horas de coche, y el clima es ideal para cuando los europeos puedan y quieran hacer unas vacaciones".
El empleo repunta
La economía de la provincia de Tarragona está afrontando la crisis sanitaria muy condicionada por el impacto sobre un sector turístico que se recupera más lentamente de lo previsto. Desde 2008, el turismo se había convertido en Tarragona en el motor más potente de generación de empleo y de fortalecimiento del tejido productivo, después de la extraordinaria contracción que experimentó la construcción entre 2007 y 2011.
Según los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), publicados la semana pasada por el INE, Tarragona ha cerrado el segundo trimestre de 2021 con una tasa de paro del 12,67%, casi tres puntos por debajo de la registrada entre enero y marzo y más de cinco puntos menos que el máximo alcanzado durante el último periodo del 2020. El levantamiento del estado de alarma y el inicio de la temporada estival ha impulsado la reducción del paro, que ha caído en 12.300 personas en tres meses, y la generación de empleo, que ha subido en 4.400 trabajadores.
Ambos valores ya se acercan a los niveles pre-pandemia: entre abril y junio había 342.300 trabajadores en las comarcas de Tarragona, 17.100 más que hace un año. Si se compara con el mismo periodo del 2019, se observa que ya hay 1.700 ocupados más. Con respecto a los parados, Tarragona experimentó una notable caída de los apuntados en las listas del paro y acabó el segundo trimestre con 49.700 desocupados, por debajo de los 50.200 del primer trimestre. Los datos de personas sin trabajo que recoge la EPA, sin embargo, no incluyen a las personas incluidas en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), que estadísticamente se consideran ocupadas. El final de los ERTE, cuya fecha límite actual es el 30 de septiembre, dejará al descubierto la fortaleza real del mercado de trabajo.
El turista francés es a día de hoy el visitante extranjero más frecuente y el salvavidas para mantener la temporada a flote; el sector espera la llegada del británico en la segunda quincena de agosto
Las cifras del Ministerio de Trabajo ya registraron un descenso del paro de mayo a junio de 5.000 personas (-8,75% hasta los 52.600 desempleados) en el Camp de Tarragona y Terres de l'Ebre. En cuanto al número de afiliados a la Seguridad Social, se registraron casi 323.000 personas en el junio (+11.750, 3,78%) y un incremento interanual de 24.700 trabajadores (+8,29%).
"Evidentemente, la relajación de las restricciones a partir de abril han invertido la tendencia, pero las cifras no son buenas; el empleo se muestra errático, ya que se suma la pandemia a la tradicional dinámica de estacionalidad que caracteriza la economía de Tarragona por el peso del sector turístico, y que se traduce en temporalidad en el tercer y cuarto trimestres; habrá que ver también el impacto del fin de los ERTE", advierte el co-director del Gabinete de Estudios de la Confederación Empresarial de la Provincia de Tarragona (CEPTA), Juan Gallardo.
El PIB provincial en juego
En términos generales, pese a la mejora puntual de los últimos meses por los trabajos de temporada, el paro evidencia un significativo deterioro del mercado de trabajo y también de la economía provincial. A falta de conocer los datos reales de la temporada turística de 2021, las Cámaras de Comercio de la provincia de Tarragona acaban de presentar su informe de lo que significó para el PIB provincial la nefasta campaña de 2020 (se calcula que se perdieron casi dos millones de visitas, con una caída del 73% sobre 2019 y todo lo que ello comporta). Según sus expertos, la demarcación padeció una caída histórica del PIB del 11,4%, sobre todo por el descenso del turismo internacional. El segundo factor determinante fue la caída de las exportaciones (-13,3%), en especial productos químicos y petróleo.
El estudio de las Cámaras da una idea aproximada de la pérdida de riqueza que está en juego si el sector turístico no consigue recuperar en las próximas semanas el ritmo perdido. Es evidente, tras las consultas a los agentes de referencia del sector, que 2021 está siendo mejor que el ejercicio pasado, pero los valores pre-pandemia todavía siguen muy lejos. "Con un turismo español fuerte, con los franceses despertando, y si llegan por fin los británicos en las últimas semanas de agosto, las cifras van a mejorar mucho; nos conformaríamos con el 65% de una temporada normal", exponen desde la FEHT.