Aunque Cataluña ha sido el segundo destino nacional con más llegadas internacionales después de Baleares, en la Costa Daurada el sector hace un balance agridulce ya que el mercado doméstico se ha comportado muy bien, hasta incluso superar los niveles previos a la Covid, y ha permitido salvar la temporada turística, pero en absoluto compensa la caída del turismo internacional.
"El sector turístico -expone Margalef-supone en Tarragona entre el 10 y el 15% del PIB provincial, y si está al 60 ó 65% de un año normal, evidentemente no es un dato muy positivo. De momento el turismo interior en julio y agosto ha sido muy significativo, y se comprueba que ha aumentado la capacidad de demanda del segmento nacional... No obstante, a final de año veremos que el turismo de hotel registrará una caída importante".
El mes de agosto ha dado un respiro, con el 85% de las pernoctaciones de 2019 y con los campings y los apartamentos turísticos como protagonistas. Los hoteles, especialmente las grandes cadenas, apenas han salvado los muebles: el 25% ni siquiera han abierto ante la ausencia del mercado ruso y británico. Los clientes extranjeros que han llegado son franceses, holandeses y alemanes que se han desplazado en coche. El reto ahora es consolidar un buen mes de septiembre e intentar alargar al máximo la temporada.
"Si se mira con una cierta perspectiva -destaca Carme Poveda- la temporada turística no ha sido tan mala como el año anterior, lo que significa un refuerzo muy importante para la economía de Tarragona, dado el enorme impacto en el sector servicios por la dependencia de la hostelería, comercio, cultura, deporte... que son subsectores muy vinculados: en los datos de julio, hay un 78% de los viajeros respecto a julio de 2019, un 42% más que 2020". "Tiene relevancia el efecto compensación del turismo español, más intenso que en 2019, y de catalanes que se quedan".
De nuevo, el contrapunto llega desde la CEPTA: "No se está valorando el contexto de precios muy bajos para atraer al nacional y mejorar las cifras; las cuentas de explotación están tiritando, las de las empresas turísticas y todas las que están en la cadena de valor. Se habla del 65/70% de ocupación sobre una oferta más reducida y a precios muy bajos... La situación es realmente precaria, no nos dejemos deslumbrar por magnitudes cuantitativas de actividad, faltan las magnitudes económicas".