Con una inyección de dinero público sin precedentes en la historia de la Unión Europea, Tarradellas considera que los Estados no van a tener problemas por un excesivo endeudamiento. De hecho, ningún país, -ni Grecia, ni España o Italia-, ha necesitado el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) de 240.000 millones ideado por si alguno de los Estados miembros estaba agobiado y había que inyectar liquidez inmediata. "No lo ha utilizado absolutamente nadie ¿Por qué? Porque con 900.000 millones para recompra de deuda, en este momento todos se pueden financiar en los mercados sin ningún problema. No va a subir la prima de riesgo, porque a la que sube una décima, el Banco Central Europeo compra".
¿Cuál es su visión sobre los efectos económicos de la pandemia?
Técnicamente la recesión se ha acabado. En toda Europa, Estados Unidos e incluso China ya se está creciendo. Se ha tocado fondo y ahora ya estamos subiendo, aunque desde muy abajo porque la caída ha sido brutal. Pero no es como entrar en recesión y que todo siga deteriorándose unos años.
¿Hay motivos para el optimismo?
Vamos a estar peor que en el 2019, pero todo va hacia arriba. El tráfico de camiones, por ejemplo. Claro que hay sectores en que todo el mundo va a acabar notándolo, porque al final todo está muy conectado. Pero hay otros como la alimentación, en algunos subsectores, que no sólo no sufren, sino que se están poniendo las botas de ganar dinero.
O los vinculados al material médico...
Nunca han visto algo parecido su vida. Evidentemente hay otros como la industria turística, las aerolíneas, restauración, ocio nocturno... que están sufriendo mucho.
Los nichos tradicionales del turismo en Tarragona (Aragón, Navarra, País Vasco, Reino Unido, Francia...) han fallado.
Cierto. No alcanzan el volumen al que están acostumbrados. Barcelona también es un drama, con restaurantes y tiendas que están cerrando. El comercio está pasándolo fatal, aunque los supermercados sí que están vendiendo, también menos porque en verano había mucho turista. Lo más duro son los negocios que ya no van a abrir ya en septiembre. En el automóvil también ha habido un parón brutal.
La pregunta es ¿cómo de rápida va a ser la subida?
Yo tengo bastante contacto con Alemania y las gráficas de tráfico de mercancías van bien. No hemos llegado a los niveles de enero, pero se van acercando. Aquí va a llegar algo más tarde, pero es una buena señal.
¿Qué análisis hace de la evolución de esta 'tormenta perfecta'?
Primero, la pandemia se va a acabar como se han acabado todas. Se acabó la peste negra, la gripe que llaman española... Segundo, veo factores que pueden cambiar bastante la tortilla. Mi opinión es que cuando salga una vacuna efectiva y probada, -hay quien habla antes Navidad-, eso va a provocar un subidón brutal en las inversiones y en la economía. Las farmacéuticas estadounidenses van a toda velocidad porque ven un negocio ingente. He hablado con médicos y aseguran que están muy avanzados. Y luego están los planes de rescate. Estos dos elementos a mí me dan un poco de optimismo.
¿Cómo valora esos planes?
Pienso que no se ha explicado bien su magnitud. Es una cantidad de dinero sin precedentes. En primer lugar los ERTEs, que han sido inmediatos, se tienen que pagar. La Unión Europea ya sacó de golpe 100.000 millones para cubrir esos expedientes. Segundo problema económico: la liquidez de las empresas, y no sólo las grandes aerolíneas, a las que se les está inyectando a lo bestia, sobre todo a las de bandera. El BCE lo ha solventado poniendo a disposición una cantidad multimillonaria para las empresas. Tercero, el endeudamiento que necesita el Estado para afrontar la crisis sanitaria. El Banco Central Europeo sacó 210.000 millones para recompra de deuda. Mario Draghi ya lo dijo: whatever it takes, o sea, lo que haga falta. Y ahora Lagarde ha sacado otro paquete hasta casi los 900.000 millones.
¿Y el famoso 'Plan Marshall' de los 140.000 millones que se trajo Sánchez bajo el brazo?
Le hablaba sólo del primer rescate, una primera reacción. Es muchísimo dinero que ha empezado a fluir y todavía no hemos llegado a los 140.000 millones asignados a España. El presupuesto actual de la UE se ha elevado casi al doble con 750.000 millones. Por primera vez en la historia se acepta mutualizar la deuda europea, deuda de Triple A totalmente garantizada. En Estados Unidos están haciendo también unos paquetes de dimensiones astronómicas. En conjunto, una magnitud asombrosa de dinero que va a estar disponible, y mucho a fondo perdido.
¿Será efectivo?
Ese es el quid de la cuestión. La Unión Europea financia proyectos de inversión, no financia Estados.
España no se caracteriza por gestionar bien la ejecución de fondos europeos.
El punto clave está ahí. El plan está en marcha. Ahora lo que tienen que hacer a toda velocidad los Estados y las regiones es presentar proyectos, igual que se hizo con los fondos para consorcios de investigación RICH 3. Es muy urgente; el plan europeo es para los próximos dos años.
Cuando dice regiones, ¿también se refiere a sus grandes ciudades?
Sí, totalmente. Ahora son las Comunidades las que rápidamente tienen que poner proyectos encima de la mesa, y lógicamente también sus ciudades.
¿En qué ámbitos?
Básicamente, Pacto Verde y sostenibilidad, transición digital y ayuda a las personas.
Para ser algo tan inminente, es sorprendente la poca información que hay.
Da la sensación de no estamos acostumbrados a gestionar por proyectos. Desde luego si yo fuese responsable de un gran Ayuntamiento estaría ahora mismo rescatando todos los proyectos que tengan que ver con transición digital, electrificación, infraestructuras verdes... Al final los que consolidan los proyectos son los Estados, pero es que si no hay proyectos, no hay ayuda... en realidad le haces un favor a Pedro Sánchez y a la Generalitat.
¿Misión imposible en pleno agosto?
Hay que ponerse las pilas con urgencia. Cualquier ente administrativo, a todos los niveles, debería establecer un comité de crisis. De otro modo, vamos a perder cientos, incluso miles de millones. Va a haber países de Europa que nos van a pasar la mano por la cara. En Francia y Alemania están ya a toda máquina. Los gobiernos de los Lander van con las calderas a tope. No sé cómo estamos aquí, no tengo esa información.
¿Esta crisis se puede ver en clave de oportunidad?
Yo lo veo así, y hay que aprovecharla. Se debe tener en cuenta que esto no se hace en una semana ni en dos. Son presupuestos enormes y muy detallados que deben encajar también con las prioridades de la Generalitat y de Madrid. Creo que tenemos un problema de dimensión mental. Hay que pensar a lo grande, muy a lo grande. Es el momento de intentarlo. Hay proyectos muy relevantes para los que, si en esta ocasión tan excepcional no encontramos fondos, no te los van a dar nunca, pienso yo.
Plan de choque a lo Adenauer
En las últimas dos décadas ha trabajado en proyectos de fusiones y adquisiciones internacionales para grandes corporaciones multinacionales en EE.UU y Europa, y por tanto es una voz autorizada para analizar un escenario excepcional a nivel financiero. Joan Tarradellas es Doctor en Administración de Empresas (Real Option Valuation) e ingeniero industrial por la Universitat Politècnica de Catalunya, con un MBA por IESE y Wharton School (University of Pennsylvania). Ha escrito numerosos artículos de investigación publicados en revistas internacionales, así como artículos divulgativos en prensa sobre temas relacionados con la banca. Asegura que Merkel y Alemania han jugado un papel crucial para imponer a los 'frugales' un aumento del techo de gasto en 750.000 millones, casi el doble del presupuesto actual, deuda que se reparará durante 30 años desde 2028. "En 2028 el coronavirus estará muy lejos y Merkel va a dejar ahí su legado, a lo Adenauer, como gran constructora de Europa con un plan de choque para la Historia". "Si la economía no se reactiva con esto, es casi mejor dejarlo correr", ironiza.