El presidente del Port de Tarragona, Josep Maria Cruset, describe Global Ports Holding como una compañía "global y local a la vez". Capaz de operar y hablar con las principales navieras de tú a tú, y a la vez con una especial sensibilidad para cuidar la manera de ser del territorio y sus particularidades. Su principal ejecutivo en el sur de Europa ha explicado esta semana la estrategia de la multinacional en el 'Bon Dia' de la Cambra de Comerç de Tarragona.
¿Por qué Tarragona?
Para nosotros significa crecer en una región clave. Nuestro fundador, Gregorio M. Kiez, nacido en Canadá y afincado en Turquía desde hace décadas, creció a partir de una fuerte expansión en el Mediterráneo, con mayor presencia en el Adriático, Italia y España, donde operamos en Valencia con un armador de ferries, en los tres puertos canarios (Las Palmas, Lanzarote y Fuerteventura), además de Barcelona, Málaga y Vigo. Tarragona fue una apuesta muy importante desde la matriz en cuanto tuvimos información sobre el concurso para gestionar la terminal del Muelle de Baleares. Nuestro objetivo a medio plazo es llegar a los 50 puertos a nivel mundial. Si todo va como esperamos, podemos llegar a 30 en 2022. Y al medio centenar hacia 2028. Lo haremos con puertos clave del Mediterráneo, como Tarragona, pero sin descuidar el Sudeste asiático y el Caribe.
Desde su experiencia, ¿qué potencial le ven?
En 2019 se lograron 140.000 cruceristas; es importante crecer tanto en pasajeros en tránsito como en embarque y desembarque. Mantenemos conversaciones con el aeropuerto de Reus para que los turistas británicos viajen y embarquen aquí. Creemos que 250.000 pasajeros es realista en un plazo de entre cinco y diez años. Y no queremos quedarnos ahí, sino seguir creciendo. Las noticias sobre la limitación de cruceros en Barcelona pueden ser un factor de oportunidad importante para el posicionamiento Tarragona. A día de hoy, el mayor porcentaje es de tránsito, pero buscamos que el 20 ó 30% de esos 250.000 cruceristas embarquen aquí.
En nuestra ciudad hay quién sostiene que los cruceristas no dejan dinero.
Hay muchas ideas erróneas preconcebidas al respecto. Nuestros datos reflejan un gasto de 400 dólares de media diaria en puertos de embarque y desembarque, y 100 dólares si son de tránsito. Es importante destacarlo, porque no está bien explicado: hablamos de una industria de 1,6 millones de trabajadores que mueve casi 70 billones de dólares por año.
¿Cuál es el perfil del crucerista que han pensado para Tarragona?
Por la calidad del producto, queremos traer a Tarragona no sólo los barcos grandes de más de 6.000 pasajeros, sino también otros barcos más de lujo, más boutique, capaces de ofrecer una experiencia más personalizada. Son pasajeros que ya tenemos en otros puertos, y es donde tenemos que enfocar, porque tenemos la oportunidad de crecer en ambos segmentos.
Aproveche y describa la nueva terminal a nuestros lectores.
Vamos a invertir entre cinco y seis millones de euros en una terminal autosuficiente con paneles solares, muy moderna y sostenible, que sea capaz de producir la energía necesaria para la operación. La idea es incluir zona de retail con tiendas duty free para acercar el mercado local al turismo internacional, y zona de restauración no sólo para pasajeros sino intentar que el ciudadano de Tarragona se pueda acercar. Incluimos también un área de publicidad de empresas y eventos locales. Se ha diseñado un espacio muy diáfano, para embarques y desembarques, pero también para eventos. Son 2.000 metros cuadrados que se irán expandiendo según las necesidades.
Suena bien eso de abrirse a la ciudad y al empresariado local. ¿Es un mensaje para los detractores de este tipo de turismo?
Es una visión real. Ya estamos estudiando de detalles como el control de accesos desde la ciudad al Muelle del Baleares, y en dirección contraria, también el área de bienvenida a los pasajeros cuando llegan los autobuses a la urbe. Nos gusta trabajar con el empresario local en todos nuestros destinos, al que aportamos la experiencia, las sinergias, y el know how global para acercar la oferta del territorio al pasajero internacional que llega.
¿Qué ventajas puede aportar una red global como la suya?
Las nuestras fueron las primeras terminales con el sello del World Travel Tourism Council, lo que ilustra el esfuerzo que hacemos para estar alineados con todos los protocolos sanitarios de distintos destinos, que se están cumpliendo al 100%. Nuestra posición nos ayuda a implementar los estándares más exigentes: códigos y políticas financieras y de compras, recursos humanos y marketing.
También les dará cierta perspectiva en tiempos de tanta incertidumbre.
En efecto, no miramos a corto plazo sino las tendencias de la industria y demanda de los barcos de crucero a nivel mundial. Por ejemplo, planificamos todas las terminales para operar barcos enormes de más de 6.000 pasajeros, que es una tendencia evidente a nivel mundial.
¿Cómo va la recuperación del sector una vez superada la fase más crítica de la pandemia?
Nuestra industria fue de las más afectadas, con un 95% del tráfico paralizado. No empezó a recuperarse hasta verano de 21. Hablamos de 450 barcos, 700.000 camas y 30 millones de pasajeros. Ahora mismo las cifras son muy positivas, con ocupaciones entre el 50 y el 60% según armador y mercado, y se cumplen las previsiones con creces. El 93% de los cruceros está navegando. Pensamos que en agosto podremos trabajar como en 2019. Se espera la recuperación total en el primer trimestre de 2023. Ya hay 115 barcos en proyecto de construcción, y la industria quiere llegar a 40 millones de pasajeros en 2025.
¿Cuándo prevén que sean tangibles los primeros frutos de su gestión?
Hemos comenzado a operar en abril con carpas provisionales. El anuncio conjunto a la industria se produjo en la Sea Trade de Miami. Estamos trabajando ya para el 24 y el 25, con un decalaje de dos o tres años hasta ver ocupaciones 100% en los barcos en los meses de verano. La estacionalidad es muy difícil de romper, pero sí prevemos ofrecer algunas rutas de invierno.
Un madrileño con vocación por el negocio marítimo
Licenciado en Ingeniería Marítima por la Escuela Superior de Marina Civil, este directivo madrileño acumula más de quince años de experiencia en el sector de los cruceros. Antes de su incorporación a Global Ports Holding, desarrolló su carrera profesional en otras corporaciones multinacionales como BP, Maersk Line o Pullmantur Cruceros. Hoy es el rostro visible en el Mediterráneo Occidental y Asia del mayor operador de puertos de crucero del mundo, empresa cotizada en Londres desde 2017 con 26 puertos en 14 países, 15 millones de pasajeros en 2019 y el 30% de cuota de mercado en el Mediterráneo. Con matriz turca, Global Ports Holding centra su expansión en el Mare Nostrum pero por su vocación global no descuida "otras regiones clave como el norte de Europa, con Kalundborg (Dinamarca) como pieza central porque creemos que tiene potencial para competir con Copenhague, el puerto principal de cruceros en el Báltico; Singapur y Vietnam en Asia; y Nassau (Bahamas), Antigua y La Habana, en el Caribe, donde muy pronto se van a anunciar próximas adquisiciones".