La evolución de la pandemia, con nuevas olas en Europa y la hípercontagiosa variante Ómicron, plantea nuevos interrogantes sobre la persistencia de las disrupciones de oferta y su impacto en el ritmo de recuperación. La cadena de suministro se prepara para otro año al límite. La danesa Maersk, la segunda naviera más grande del mundo, ha anunciado ya a sus clientes que "desafortunadamente, 2022 no ha empezado como habríamos querido": los cuellos de botella van en aumento en distintos puertos del mundo, como el de Shangai.
Los más optimistas, como el Instituto alemán IFO, creen que en verano de 2022 se producirá una fuerte recuperación a medida que Ómicron ceda y los cuellos de botella de suministro vayan terminando gradualmente. En España, según la OCDE, no se verán niveles prepandemia de PIB hasta 2023, aunque el mercado laboral se recupera con rapidez. Alemania, la gran locomotora europea, no recuperará el tamaño que tenía antes del coronavirus al menos hasta mediados de 2022.
Hay analistas que opinan que los cuellos de botella, en el fondo, pueden interpretarse como una buena señal porque muestran una recuperación muy intensa de la demanda a la que la oferta no es capaz de responder. Esos nudos deberían deshacerse en los próximos meses: "La industria de Tarragona ha trabajado lastrada por los suministros y costes de transporte, pero entendemos que esta situación se pueda corregir en el segundo trimestre porque es un problema de desajuste demanda y oferta, de modo que aumentará oferta y se ralentizará la demanda", razona Carme Poveda, directora de Análisis Económico de la Cambra de Comerç de Barcelona y de la memoria económica regional que elabora el Consell General de Cambres de Catalunya. "Lo que más nos preocupa son los precios de la energía, ya que podrían perdurar los incrementos de precio si no se pone solución al método de cálculo... España ha lanzado una propuesta a la UE que no se ha aceptado, por lo que el riesgo sigue latente.
El economista Joaquim Margalef se apunta a la corriente optimista: "Veo los precios energía, los costes transporte y el corte de las cadenas de suministro como cuestionas coyunturales puntuales que se están equilibrando; a medio plazo creo que los productos de aquí van a mantener la competitividad en mercados estables". No lo ve tan claro Josep Oliver, director del Anuario Económico Comarcal del BBVA, quien advierte que "si Ómicron golpea los puertos chinos y afecta a los canales globales de comercialización, realmente la cosa se puede complicar".
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