La URV aprovecha este año la apertura de curso para invitar a prestigiosos investigadores internacionales en unas jornadas que van a poner sobre la mesa los argumentos objetivos de que dispone la ciencia para analizar la emergencia climática en el ámbito del sur de Cataluña y las respuestas posibles de adaptación en una estrategia de transición energética.
La Universitat Rovira i Virgili (URV), previa aprobación por parte del Claustro, ya se adhirió el pasado 26 de junio a la Declaración del estado de emergencia climática. Una prueba más de la sensibilidad de la institución académica con respecto a los efectos y los retos que plantea el cambio climático antrópico, es decir, aquel que intensifica los procesos naturales por acción del ser humano.
Manola Brunet, catedrática de Geografía de la URV y presidenta de la Comisión de Climatología (CCMI) de la Organización Meteorológica Mundial, advierte sobre el amplio abanico de impactos que ya padece el territorio, por ejemplo, la regresión del sistema del Delta del Ebro por efecto del incremento del nivel del mar y las tempesades: "Es como nuestro pequeño Ártico, y es muy frágil", resume.
El efecto del aumento de la temperatura del mar sobre las piscifactorías, la escasez -cada vez más acentuada- de recursos hídricos en el Mediterráneo y los conflictos interterritoriales por el agua, la inflamabilidad de la masa boscosa -como tristemente se ha comprobado este verano en la Ribera d'Ebre- o la pérdida de productividad agraria y los cambios en los cultivos son algunas de las consecuencias evidentes en Tarragona del cambio climático antropogénico, subraya Brunet.
Una cuestión tan compleja como la emergencia climática, -y la consiguiente adaptación energética-, requiere un análisis multidisciplinar en el que los mejores expertos compartan información. "La URV es una de las pioneras en el estudio del cambio climático y tiene la voluntad y el potencial para convertirse en un referente nacional e internacional sobre esta materia", explica Enric Aguilar, director del Departamento de Geografía de la URV, experto en el análisis de indicadores de cambio climático.
Este enfoque interdisciplinar entre departamentos, también extensivo a los agentes socioeconómicos del territorio, se convierte en un valor estratégico clave de cara a un desafío tan gigantesco. En la URV convive media docena de grupos de investigación que trabajan en campos diversos -ciencia básica, ciencias sociales, economía...- directamente ligados al cambio climático y que necesitan ir mejorando la coordinación, según el catedrático de Derecho Ambiental, Antoni Pigrau.
"La mitad de nuestros investigadores -prosigue Pigrau- trabajan en temas vinculados al medio ambiente, pero hay poca tradición de compartir conocimiento; estas jornadas generan una estupenda una oportunidad de cambio hacia una mayor cooperación". "El reto del cambio climático exige la máxima colaboración entre grupos científicos, extensible también a las empresas, como preámbulo de un cambio más profundo en las políticas de investigación", expone Alberto Coronas, catedrático de Ingeniería Mecánica y experto en ahorro energético.
A modo de ejemplo, Coronas destaca el grave problema con los fluidos de refrigeración y climatización: "Se habla mucho de emisiones industriales, vehículos y C02, pero no de los gases de efectos invernadero que deben sustituirse en los próximos años y que, hoy por hoy, no tienen una solución técnica a corto plazo, no hay fluidos nuevos, por lo que es posible augurar un cambio tecnológico brutal".
A juicio del catedrático Enric Aguilar, todas estas variables dan una idea de la envergadura del reto, con equipos especializados en recabar datos de calidad, "porque sin ellos no hay ciencia", expertos en Derecho "que orienten las futuras legislaciones y den amparo a los nuevos refugiados ambientales, un problema a gran escala que ya se esta produciendo", técnicos capaces de pilotar la transición energética ya que "si no cambiamos nuestra relación con la energía, esto es imposible de solucionar", o economistas "capaces de valorar el coste en euros de no hacer nada".
INDECIS: análisis del cambio climático al servicio de los sectores económicos
La URV, desde el Departamento de Geografía y en especial desde el Centro en Cambio Climático (C3), lleva casi 25 años de trayectoria en el estudio de la mitigación de las consecuencias de los efectos de la presión del hombre sobre el clima. El C3 coordina desde hace dos años el proyecto europeo INDECIS (www.indecis.eu), con 16 grupos de 12 países de Europa que trabajan en la provisión de indicadores y servicios climáticos.
"Básicamente -informa el investigador principal, Enric Aguilar- aseguramos la calidad en la recopilación de las series de datos climáticos (precipitaciones, temperatura, viento, duración del soL, etc...) hasta generar indicadores más elaborados que nos permiten prestar servicios, por ejemplo a la industria turística o agroalimentaria; entre otras tareas, hemos digitalizado la información, hemos mejorado las técnicas, hemos definido nuevos productos climáticos, y hemos creado el software para calcularlos"
El C3, en colaboración con el grupo de Análisis Territorial y Estudios Turísticos (GRATET), también del Departamento de Geografía, trabaja con el sector turístico para seleccionar qué tipo de información climática a corto, medio y largo plazo les puede ser de utilidad. "Tenemos que trabajar todavía mucho en la proyección estacional y cómo afecta al negocio; estamos cotejando nuestros indicadores con la información del propio sector y entramos en una fase final en la que intentamos ofrecer datos bien contrastados en forma de servicio".
La sostenibilitat de l'agro-food i el canvi climàtic
La sostenibilitat del sistema agro-food, segons el professor Marty Matlock, de la Universitat d'Arkansas, és la capacitat d´entendre i resoldre aspectes que afecten el sistema productiu de forma negativa. Una definició que comporta una visió per a la resolució de problemes, basada en el coneixement profund i, per tant, amb el suport de la ciència. Per tant, el compromís del sistema productiu envers el canvi climàtic implica entendre i conèixer les noves condicions ambientals, i com aquestes poden ser un repte. També permet identificar com les condicions de producció utilitzades fins ara poden haver estimulat el canvi climàtic.
Les condicions agro-climàtiques, socioeconòmiques i tecnològiques han permès fins ara un creixement de la població mundial de forma exponencial en els darrers 150 anys, passant d'una població de 1.900 milions de persones l'any 1900, a una població potencial de 9.000 milions, l'any 2050. La capacitat que ha mostrat el sector agro-food per alimentar aquesta població ha estat realment notori. Fins ara la productivitat dels sistemes han estat importants amb una millora continuada. Un exemple de millora sostenible i continuada ha estat la producció de carn avícola. S'hauria de recordar que, al voltant dels anys 60 del segle passat, per produir un pollastre d'1,8 kg es requerien més de 60 dies, en canvi, actualment es necessiten 35 dies per arribar a un pes de 2,8 kg, amb un consum de pinso inferior (menys energia i menys proteïna per unitat productiva). En altres sistemes de producció els rendiments productius han millorat de forma molt semblant.
El canvi climàtic és un repte que obliga els sistemes productius a adaptar-se a les noves condicions; per això és fonamental comptar amb informació rigorosa i detallada sobre els seus impactes
El canvi climàtic és un repte que obliga els sistemes productius a adaptar-se a les noves condicions; per això és fonamental comptar amb informació rigorosa i detallada sobre els seus impactes. S'haurà de fer un gran esforç adaptatiu i també reordenar els sistemes que condueixin o impulsin el canvi climàtic. Avui el canvi climàtic planteja sobre l'agro-food canvis importants, com per exemple, en el conreu de la vinya, canvis de localització i adaptació de noves varietats. També es podria parlar de l'efecte negatiu de la contaminació per micotoxines en els camps de cereals; en conseqüència, els controls de toxines en els cereals hauran de ser superiors als realitzats fins ara.
Actualment, per valorar l'impacte climàtic sobre l'agro-food, en especial sobre l'ús de la terra, s´han lliurat estudis realitzats per l'IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) sobre el "Climate Change and Land", tot suportat per la UNEP i WMO. En aquest estudi, realitzat l'agost del 2019, es presenten unes conclusions en quatre àrees: A) persones, terra i clima en un món en escalfament, B) opcions de resposta adaptativa i mitigació, C) opcions de resposta habilitades, i D) accions a curt termini. Com es pot comprovar, és un document que tracta les interaccions entre les necessitats de la població i el canvi climàtic. Actualment i pròximament, la investigació i innovació tecnològica de l'agro-food permetrà, mitjançant nous processos biotecnològics i a l´economia circular, aprofitar els recursos existents i ser més eficients. En definitiva, el canvi climàtic és un repte per a la sostenibilitat de l'agro-food.
Joaquim Brufau
Investigador IRTA i Coordinador Comissió Agroalimentària - Cambra de Reus