Vuelven a Tarragona los cantos de sirena sobre relocalización industrial

Los problemas en las cadenas de suministro ponen el foco en el refuerzo de políticas de reindustrialización y desarrollo de redes y corredores logísticos más próximos

Roberto Villarreal / Tarragona

Cuando todavía no se han superado los efectos latentes de las fases más duras de la pandemia sobre la economía nacional, sumados a los producidos por la invasión de Ucrania y al actual colapso logístico de China, todo parece indicar que la crisis (cadenas de suministro, inflación, alteración de estructuras de costes...) va a prolongarse durante todo el 2022 y buena parte de 2023. Ante esta grave situación, las empresas, también en Tarragona, llevan meses replanificando operaciones para evitar el desabastecimiento, y cada vez cobra mayor peso la tendencia a reducir la dependencia logística de destinos lejanos para relocalizar los ejes clave en zonas más próximas.

Las patronales de los sectores industriales, y también las vinculadas al transporte y a la logística llevan tiempo clamando en el desierto sobre la necesidad de reforzar una nueva estrategia de producción en la Unión Europea, que se ha demostrado muy frágil y excesivamente dependiente de la energía, materias primas y otros componentes esenciales provenientes de mercados cuya estabilidad ha quedado en entredicho.

"Consideramos urgente el impulso de iniciativas que faciliten a fabricantes e industrias poder reubicarse en España para establecer puntos de fabricación en zonas más próximas a la demanda; creemos que se va a acelerar la transformación hacia una cadena de suministros más corta, más próxima al cliente final y que no esté basada básicamente en costes, sino en eficiencia y garantía de aprovisionamiento ante situaciones imprevistas", subraya Francisco Aranda desde la Organización Empresarial de Logística y Transporte.

Refuerzo de la logística

Según Aranda, España ya es un nudo logístico muy relevante, pero debe aspirar a convertirse en un hub de primer nivel mundial. En este sentido, la ubicación estratégica de Tarragona, en Cataluña, España y Europa, -y especialmente el corredor logístico del Baix Penedés, considerado el tercer anillo de Barcelona-, vuelve a captar todo el interés de los inversores. Las comarcas de Tarragona están viviendo un auténtico 'boom' en nuevos proyectos, con la zona del Alt Camp a la cabeza, que aprovecha la escasez de suelo logístico e industrial del área de Barcelona. Además, otros puntos de la provincia continúan atrayendo nuevas inversiones, con casos muy destacables como el del polígono de Constantí y, en una Liga diferente, los ambiciosos proyectos que pivotan alrededor del Port Tarragona.

El Port ha puesto en los últimos años varias decenas de millones de euros, y proyecta invertir otros tantos, para rediseñar las plataformas de mayor proyección logística del territorio. La operación en el puerto seco de Guadalajara-Marchamalo, la participación en la Terminal Intermodal de Monzón (TIM) y el proyecto estrella de la Zona de Actividades Logísticas (ZAL), con un oferta de un millón de metros cuadrados, forman parte de este nuevo paradigma. Junto a estas inversiones, el Port continúa con la mejora de la logística del ferrocarril dando soporte a la plataforma de La Boella, operada por Combi Terminal Catalonia.

Efecto 'péndulo' en la globalización

En el Camp de Tarragona, una de las compañías que mejor conocen los efectos de la pandemia en la cadena logística global, dada su especialización en semiconductores y electrónica para automoción, es Lear Corporation, con planta en el polígono industrial de Valls. "No tengo ninguna duda, -explica el director, Raúl Ripoll-, de que la experiencia que estamos viviendo va a generar un 'efecto péndulo contrario a la globalización', y ya se están haciendo muchas inversiones a nivel regional o local, tanto en Europa como en el norte de África, y me consta que hay grandes marcas explorando posibilidades para acercar más los centros de producción y aminorar la dependencia de mercados lejanos".

Si se suman los factores acaecidos en los dos últimos años a escala mundial (Covid, bloqueo de Suez, invasión de Ucrania, y el actual colapso de los puertos chinos) el escenario hace prácticamente imposible mantener una base de productividad estable, por lo que las grandes multinacionales ya buscan soluciones alternativas. A día de hoy, esta 'tormenta perfecta' requiere un constante contacto con clientes y proveedores para tratar de planificar los ajustes de producción.

"Llevamos así ya dos años, desde la aparición Covid, y en base a las discusiones con los grandes fabricantes de componentes electrónicos y semiconductores, esto no se solventará en 2022, y tardará todavía normalizarse en 2023... cuando el mundo se para y este tipo de plantas se paran, cuesta mucho volver a mover esas inercias y arrancar. La demanda sí se despierta, pero los proveedores pueden tardar más de medio año en atenderla desde que llega la orden hasta que se entrega pasa medio año; ahora mismo se están dando plazos de más de un año", describe Ripoll.

Los grandes fabricantes de semiconductores como Infineon Technologies o Texas Instruments trabajan a más del 95% de saturación para ser rentables y obtener los beneficios que esperan porque las inversiones son astronómicas, del orden de 2.000 ó 3.000 millones de euros. "Cuando el mundo se para por el coronavirus, estos señores dejan de invertir en ampliar la capacidad de fabricación, porque no se sabe que ocurrirá a tres años vista... Una vez que parece que el Covid se relaja se produce un fuerte incremento de demanda en sectores como el automóvil, al que se añade el cambio de modelo de trabajo a nivel mundial, ya que el homeoffice se generaliza y hay más demanda de dispositivos electrónicos a nivel doméstico... Como resultado de todo ello, se rompe la cadena de suministro, y en esas estamos".

Relocalizaciones estratégicas

Para colmo de males, además de generar grandes dificultades en la producción para atender a la fuerte demanda, la pandemia vuelve a poner en jaque el comercio marítimo mundial. Una situación que no solo afecta a microchips y semiconductores, sino que es extrapolable a otras materias primas como plásticos, cereales, acero, gas, petróleo... La directora de la Càtedra per al Foment de la Innovació Empresarial y coordinadora del Màster en Emprenedoria i Innovació de la Universitat Rovira i Virgili (URV), Mercedes Teruel, considera que a medio y largo plazo se van a impulsar industrias estratégicas para asegurar las cadenas de suministro, de manera que sean más cortas y cercanas. Estados Unidos ya ha desarrollado alguna iniciativa en este sentido, y Europa también: "Más que un paso atrás, se produce un cambio en los mercados por una cuestión estratégica".

Las relocalizaciones industriales estratégicas, como las que apunta la Comisión Europea con los semiconductores, comienzan a estar en boca de todos los analistas "En los últimos meses -exponen desde el Colegio de Economistas de Cataluña- hemos podido constatar que las cadenas de suministro largas y sin apenas stock son demasiado frágiles y pueden poner en riesgo el aprovisionamiento de bienes esenciales; creo que se avecina un proceso de cierta relocalización y la Unión Europea lo fomentará, porque hoy, con la industria 4.0, donde el peso de la mano de obra no es tan importante, puedes ubicar fábricas con un abanico mayor de posibilidades».

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