La provincia de Tarragona ha pasado de tener hace una década la tasa de desempleo más baja de Catalunya (6,3%) a ser el farolillo rojo (19,1%) en la Encuesta de Población Activa, más de tres puntos por sobre de la media catalana al terminar 2016. Así, a pesar que crece la producción de bienes y servicios, mejoran las exportaciones y también aumenta la productividad de las empresas, siguen sin generarse nuevos sitios de trabajo.
Los profesores Joaquim Margalef y Daniel Miravet, miembros de la Cátedra de Innovación Empresa de la URV, analizan en su trabajo "L'abans i el després de la crisi de 2008" varios indicadores de la economía de Tarragona, entre los que destaca la evolución del paro. Entre 2005 y 2015, la provincia pasó de una media de 25.600 parados en el año 2005 a una media de 88.900 parados el año 2015. Es decir, registró un incremento del 246,9% en una década, muy por encima de la media de Catalunya (180,8%) y España (161,5%).
En 2013, cuando el paro alcanzó el zénit en la provincia, con 110.900 parados, el aumento era del 332,6%. Una caída muy dura para una economía que, antes de la crisis, durante la temporada turística rondaba el 6%, muy cerca del paro friccional (5%), pero que en 2007, ya daba muestras de no poder absorber el crecimiento de la población activa ese mismo año.
"Al caer el PIB, el paro creció de forma mucho más importante. Y también subió la productividad. En los años en que la economía fue peor, el mercado de trabajo se desprendió de las personas menos productivas", explica Ramon Miravet. Esta tasa de desempleo frena el crecimiento económico mucho más que en otras zonas. Lleida, que es con diferencia la provincia con menos paro de Catalunya, registra también una menor actividad.
En realidad, Tarragona sigue acusando el antiguo peso específico del sector de la construcción. Tras años de alta actividad, en que el sector se convirtió en el segundo con mayor número de personas ocupadas, la construcción dejó un parque de 15.000 viviendas nuevas sin vender y a decenas de miles de personas sin trabajo.
Por el contrario, el sector del turismo, que sufrió años atrás con la caída del turismo español, ha aprovechado el contexto internacional para crecer año tras año y, a pesar que sigue concentrando la actividad en la temporada de verano, es un generador neto de ocupación.
La Encuesta de Población Activa del segundo trimestre refleja este buen comportamiento. El dato relativo al paro (15%) supone un retroceso de más de cuatro puntos respecto al mismo periodo del año anterior, y es el mejor resultado absoluto desde el desplome de la economía, el 2008. A pesar de ello, Joaquim Margalef, hace hincapié en que se trata de "contractación eventual", un indicador también mucho más elevado que en otras zonas catalanas.
Las estadísticas oficiales, en ningún caso, reflejan el éxodo de personas jóvenes, bien preparadas, que ante la falta de oportunidades laborales dejaron atrás Tarragona en los últimos años y se establecieron mayoritariamente en el extranjero. Para Ramon Miravet, "una de las claves de futuro para la competitividad" la tiene precisamente este colectivo, que debe volver a encontrar atractiva Tarragona para su proyecto de vida. Joaquim Margalef lo ve claro: "De nada nos servirá crecer al 3% del PIB si la gente no vive mejor, conforme a sus expectativas", sentencia.
Los precios se estancan
Los precios se estancaron en junio en Tarragona y situaron la tasa interanual del Índice de Precios de Consumo (IPC) en un 1,6%, seis décimas por debajo de la registrada en mayo. La media del IPC en Catalunya subió una décima respecto a mayo, mientras que la tasa interanual retrocedió al 1,7%, según el Instituto Nacional de Estadística.