La pandemia y la inflación deja en mínimos el poder adquisitivo

Según los expertos, los indicadores sobre la recuperación de la economía de las familias no invitan al optimismo y aconsejan revisar los modelos de retribución

Los precios de la energía son uno de los grandes factores de la subida del IPC.
Roberto Villarreal / Tarragona

El último informe sobre evolución salarial, presentado hace sólo una semana y elaborado a partir de datos salariales de más de 80.000 empleados por cuenta ajena en España por la consultora ICSA Grupo y EADA Business School, indica que el sueldo medio bruto de un trabajador de base se situó en 2021 en 23.400 euros, el de los mandos intermedios en 42.247 y el de los directivos en 82.719, lo que representa un descenso de un 0,56, un 1,88 y un 4,10%, respectivamente comparado con 2020.

Los descensos, en realidad, son incluso superiores a los analizados por ICSA y EADA, ya que los analistas tomaron como referencia una inflación interanual que alcanzó el 4,7% hasta diciembre. Sin embargo, en los últimos dos meses las cifras siguen disparadas: esta misma semana la energía, azuzada por el conflicto en Ucrania y la fuerte demanda de combustibles, ha vuelto a contribuir al ascenso del IPC de enero y deja la inflación en el 5,1% interanual, un nuevo máximo histórico en los poco más de 20 años de vida de la zona euro. 

Ante esta preocupante situación, el presidente de ICSA Grupo, Ernesto Poveda, considera que "este crecimiento desorbitado del IPC está trastocando todo el modelo retributivo, todavía excesivamente sujeto al sueldo fijo". A su juicio, se abre la oportunidad de plantear una retribución más flexible y sostenible que integre conceptos como la conciliación, la mayor flexibilidad o el teletrabajo: "Se tienen que generar nuevas formas de compensación, menos exploradas antes de la pandemia, que se alineen mejor con la sostenibilidad de la organización y la retención del talento".

Las subidas desorbitadas del IPC en los últimos meses se comen todo el incremento de los sueldos

"Con una perspectiva de 15 años en la relación sueldos/inflación, observamos que los salarios han bajado ligeramente, en parte por el impacto del coronavirus, pero sobre todo por el despegue de la inflación, que se come todo el incremento salarial de la serie", describe el profesor de EADA Business School Jordi Assens, a quien preocupa especialmente que "todos los indicadores muestran que España es uno de los países que peor está saliendo de la crisis sanitaria". Un reciente estudio de The Economist compara 24 países de la OCDE y España es el último: "Deuda, salarios, innovación, caída más grande en bolsa... Si sumas todo, se ve con claridad que España queda mucho más golpeada que sus vecinos".

Los expertos entienden que la causa principal de esta tormenta perfecta es la productividad, algo tan sencillo y tan difícil a la vez como hacer más con menos, y eso depende en gran medida de la inversión en innovación. "Es una asignatura pendiente en nuestro país desde siempre; si no se invierte en innovación, es imposible competir. En toda Europa hay sectores de baja productividad, pero incluso en ellos España no crece misma la velocidad, por lo que sólo queda la opción de competir a partir de una economía low cost de salarios bajos", reflexiona Assens.

Falta de inversiones productivas

¿Dónde creen los expertos que están las prioridades? En aspectos como el coste energía y las infraestructuras necesarias para abaratarla, una vitamina idónea para todas las empresas, pero especialmente para las más intensivas en el uso de la electricidad para sus procesos; o en proyectos que se eternizan como el Corredor Mediterráneo: "Una conexión moderna por ferrocarril es productividad directa, un ahorro en los costes de transporte... Por desgracia, los grandes proyectos con impacto, no están poniéndose en marcha, lo que nos deja en una situación complicada porque corremos el riesgo de que en 15 años estemos igual".

Lamentablemente, no hay indicios de cambio en cuanto a las grandes inversiones productivas realizadas en sectores clave y conjuntamente con el Estado, la famosa colaboración público-privada que no llega. "Las empresas, ni siquiera con exenciones fiscales, puede empujar por sí solas; por ejemplo, en EEUU una parte importante de sus empresas estratégicas se apoyan en el Gobierno, pero no con proyectos conjuntos para 'chupar', que no son proyectos de país sino al servicio de intereses privados... El gran mal de la cultura española es la corrupción", critica con dureza este profesor de EADA Business School.

El reparto de los fondos Next Generation UE

Madrid acapara los mejores sueldos en todas las categorías de empleo y arrebata la primera posición a Navarra. En el caso de los empleados de base, con una retribución media de 24.942 euros brutos anuales, seguida de Navarra con 24.852 y Cataluña con 24.564. En la franja media, entre 23.000 y 22.000 euros, Comunidades como Asturias, País Vasco, Aragón, Valencia, Andalucía, Murcia y Galicia. En la franja más baja, de 22.000 a 20.000, otras como Castilla La Mancha, Cantabria, Canarias, Baleares, Castilla y León o La Rioja. Extremadura se mantiene en la última posición con 19.771 euros.

Esas diferencias territoriales que se observan pueden influir perniciosamente en el modo de repartir los fondos europeos. Las primeras informaciones ya revelan que, paradójicamente, la que menos recibe es Madrid y la segunda por la cola es Cataluña. La primera en inversión por habitantes es, adivinen... pues sí, Extremadura. Ello revela un escenario peligroso: "Con respecto a los Next Generation, no se sabe si van a gastarlos o invertirlos; es importante que lo hagan en actividades productivas, porque de lo contrario, el riesgo es elevado de que los fondos no sirvan para nada".

Según Assens, Cataluña todavía se mantiene como la región más dinámica: las exportaciones crecen a buen ritmo, el paro es más bajo que en Madrid, los indicadores marcan una velocidad de recuperación adecuada... "Está mejor que mejor que el resto de España, pero muy tocada, y sobre todo, sufre un déficit de inversiones espectacular y un problema gravísimo con las energías renovables, completamente estancadas. Hoy se requiere una gestión ágil, la velocidad se convierte en ventaja competitiva y en España, y también en Cataluña, la Administración es extraordinariamente lenta".

El sector industrial se mantiene

Tarragona acostumbra a presentarse como modelo de convivencia entre el sector químico y el turístico. Cara y cruz en materia salarial, según confirma el informe de EADA Business School. De hecho, sólo el sector industrial ha sido capaz de generar suficiente riqueza como para mantener unos sueldos elevados, con una media de casi 27.500 euros brutos anuales por empleado de base. El sector financiero, afectado por una reestructuración global, hace ya dos años que ha cedido el liderazgo y no llega a los 27.000. El comercio y el turismo son los más afectados por la pandemia, y se sitúan, un año más, como los peor remunerados con algo más de 16.800 euros. "El sector bancario y de seguros, si no se digitaliza y compite adecuadamente, va a acabar muy reducido. Es el claro ejemplo de un ámbito que no puede mantener el nivel salarial; los que se queden seguirán bien pagados, pero serán muchos menos, y por tanto con un peso global menos significativo".

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