Un mercado de primer orden para el aceite y el vino ‘premium’

El sector agroalimentario de Tarragona lamenta que con la victoria de Donald Trump regrese la incertidumbre tras unos años de relativa estabilidad

Roberto Villarreal / Tarragona

Estados Unidos es el mayor importador de aceite de oliva después de la UE. Cataluña (en torno al 20%) y Andalucía (80%) son los dos principales territorios exportadores, con importantes inversiones de las marcas para posicionarse en el mercado estadounidense. A modo de contexto, en 2023 el sector vendió casi 1.300 millones de euros en EEUU, el 15% de sus exportaciones totales. "Claro que estamos preocupados, porque no sabemos bien a qué atenernos... Estos bandazos no benefician a nadie; aceptamos unas exigencias altas, pero el éxito está en la estabilidad y la fluidez en los intercambios", reflexiona el presidente de la Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña (FCAC), Ramon Sarroca.

No es sólo el aceite de oliva. Los cárnicos, snacks, preparados, vino, cava... también se la juegan en un mercado de primer orden. Y además, llueve sobre mojado: en 2019, durante su anterior mandato, Trump impuso una tarifa del 25% a los productos españoles en plena guerra comercial entre Boeing y Airbus. "Duró un año y ocho meses, y perdimos un 17% de volumen exportador, con pérdidas cercanas a los 30 millones", recuerda Sarroca.

Para el aceite de oliva catalán, EEUU es el segundo mercado mundial con aproximadamente el 17% de la cuota de mercado. Un porcentaje similar al del vino y cava, lo que le convierte "casi en el primer mercado en exportación". "Lo que empieza mal -augura-, suele terminar peor... La afectación es importante para las cooperativas más especializadas en productos 'premium' y también para las medianas y pequeñas, que son más vulnerables que las grandes". "Si hay subida de aranceles, necesitamos números exactos, y también esperamos que la UE sea rigurosa en la protección de sus sectores productivos".

Gran mercado consumidor de vino

"La palabra es incertidumbre -analiza Salus Álvarez, presidente de la DOQ Priorat, con dudas sobre si este personaje será capaz de cumplir lo que dice; más allá de palabras altisonantes sí podemos detectar un cambio de paradigma en el orden más o menos establecido de relaciones entre países y debemos prepararnos; hay que hacer números más exactos, y ver cómo se compensaría un hipotético arancel con la apreciación del dólar... Lo que sí sería muy grave es que afectase sólo al vino español; a día de hoy todavía tenemos cierto margen de precio en relación a competidores fuertes como los vinos de calidad franceses o italianos".

Los datos más recientes del Idescat de 2024 muestran unas ventas de vino catalán en EEUU de casi 14 millones de litros de vino, con valor cercano a los 64 millones de euros. Sólo Alemania, Bélgica, Francia y el Reino Unido superan estas cifras. En el caso de la DOQ Priorat, su presidente calcula que la media de exportación a Estados Unidos se sitúa en torno al 20% de la producción, si bien puede llegar a superar el 35%. "Desde la pandemia hay fluctuaciones notables según los años producidas por grandes compras, -que son intermitentes e inconstantes-, de importadores adinerados".

Aunque el producto español y catalán cada vez tiene más aceptación en EEUU, los importadores que tradicionalmente se abastecen de vino europeo van a hacer números para absorber una posible subida y mantener precios competitivos frente a marcas 'premium' norteamericanas, sudafricanas o sudamericanas, por citar algunas procedencias de prestigio fuera de Europa. "Ese arancel -ha advertido Xavier Armengol, de Bodegas Torres- hará menos competitivos a nuestros vinos respecto a la producción local o a los vinos de otros países donde no se aplique, y eso significa descenso en las ventas; hay que pensar que el mundo del vino está muy atomizado y hay mucha oferta".

Como antídoto, a juicio de Salus Álvarez, debe mantenerse el trabajo para ganar en valor de marca: "El prestigio de la DOQ Priorat sigue creciendo en Estados Unidos, y los visitantes de ese país que disfrutan de experiencias enogastronómicas aquí, son nuestros mejores embajadores... Cuando conocen nuestras raíces, lo que entraña cada botella que se produce, se genera una vocación de consumir y de contar lo que han conocido... Antes eso sólo sucedía con la Toscana o Borgoña, ahora tenemos esa ventana abierta en casa".

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