Rodalies, la ‘patata caliente’

El traspaso pactado entre el Estado y la Generalitat se plantea en una etapa de fuerte descontento de los usuarios por los constantes retrasos y problemas técnicos

Roberto Villarreal / Tarragona

El aterrizaje del nuevo Govern en lo que respecta a la demarcación de Tarragona tendrá en los próximos meses -y también años- un enorme desafío en la mejora de la movilidad. A corto plazo, las obras del Corredor del Mediterráneo se convierten en un arma de doble filo para Salvador Illa y sus consellers.

Por una parte, la Generalitat, pese al enorme retraso que heredan del Estado en una infraestructura crítica, podrá sacar pecho porque sigue haciendo los deberes, tal y como le reclaman desde hace lustros los principales agentes empresariales. Sin embargo, esta obligación choca frontalmente con la tarea de mejorar a corto plazo el servicio de Cercanías, cuyo traspaso de competencias es uno de los puntos clave pactados con el Gobierno Sánchez.

Silvia Paneque, consellera de Territori, avanza que en los próximos meses llegan obras importantes a Rodalies que mejorarán el servicio en un futuro, pero que en "el próximo año o dos años crearán nuevas distorsiones". Los usuarios (entre 12 y 15.000 al día) de los trenes regionales que circulan por debajo de Sant Vicenç de Calders hacia Tarragona y Lleida se enfrentan desde el 1 de octubre a cinco meses sin tren -hasta marzo de 2025- por las obras de adaptación del túnel de Roda de Berà.

El secretario de Estado de Transporte y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano, ha presentado a los alcaldes de las poblaciones afectadas un plan alternativo de transporte que incluye más de 85 autobuses, con 600 trayectos y unas 30.000 plazas para cubrir los itinerarios entre San Vicenç y la provincia tarraconense.

Brotes verdes para el tranvía del Camp

Mientras se terminan de definir las frecuencias de autobuses que deben subsanar el efecto del 'parón' ferroviario de las conexiones con Barcelona, el cambio de Gobierno ha permitido desatascar el proyecto del tranvía del Camp. Tras una reunión celebrada la semana pasada, el Tramcamp tendrá algunos tramos de más de un kilómetro sin catenaria, una condición impuesta por Salou, al igual que la eliminación de las aceras por motivos de accesibilidad e integración en la trama comercial del municipio.

Todo ello le ha sido concedido, al igual que la urbanización del entorno de las vías (Eix Cívic), valorada en más de 14 millones de euros. La 'fumata blanca' abre una nueva etapa en el desarrollo de una infraestructura crítica para lograr un sistema avanzado de movilidad en el área metropolitana de Tarragona. Hasta la fecha, Renfe nunca había diseñado un plan de transporte por carretera de tanta envergadura, con más de 18 millones de euros de presupuesto.

Más allá del Tramcamp o las Cercanías, el mundo empresarial de Tarragona reclama desde hace décadas una mayor equidad en las inversiones del Govern y del Estado para una mejor cohesión y vertebración del territorio. Ello pasa por la circulación de mercancías por tren -nuevo ramal interior en el Corredor del Mediterráneo-, el impulso de un plan de modernización y mejora de infraestructuras ferroviarias, así como la movilidad por carretera (N-420, la C-37, la C-14 y la TV-3141, entre otras), junto con el desarrollo de un modelo aeroportuario de Cataluña en red, donde el aeropuerto de Reus aumente la conectividad con Barcelona.

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