Las necesidades de las empresas en torno a tecnología y asesoramiento legal han sufrido una metamorfosis en esta última década, haciéndola más evidente en estos últimos meses a consecuencia de las innumerables reformas legislativas para con las obligaciones de las empresas y el incremento de nuevas herramientas tecnológicas, haciendo especial mención a la revolución que está trayendo CHAT GPT.
No hace tantos años, el papel de un abogado de empresa era el de una persona que asesoraba a una mercantil a fin de solucionar sus problemas. La imagen que se tenía de ese profesional era propia del de una persona clásica, alejada del negocio de la empresa que lo contrataba.
Lo mismo sucedía con el papel de un profesional de la tecnología donde, se le percibía como accesorio a nuestros servicios sin incidir en demasía en el resultado de nuestras empresas. Pensábamos en ese profesional como aquel que nos instalaba la impresora o hacia la conexión de red interna.
Actualmente, parece paradójico que dos sectores tan lejanos hayan obtenido tanto protagonismo en todas las empresas, con independencia del sector que se trate. Podemos asegurar que abogados y tecnología, están cada vez más, en el hardcore de cualquier empresa. Cuando este hecho es una realidad, en nuestras empresas afloran las mismas consecuencias:
Por un lado, se crea valor, haciendo a esa empresa más competitiva y evitando riesgos previsibles.
Eso hace que, inevitablemente el uso de ambos haya hecho que esté presente en la tomade decisiones y estrategia empresarial. Con anterioridad, estos servicios se prestaban desde una posición lejana y puntual, pero actualmente forma parte de la estrategia empresarial dado que la inversión en tecnología mejora nuestros servicios y productos. Del mismo modo, el abogado de empresa acompaña al CEO, indicando los diversos riesgos y opciones legales, para alcanzar los objetivos que se propone para la ejecución de su presupuesto y la mejora de su EBITDA. En este sentido, son cada vez más las empresas que apuestan por tener un secretario en los Consejos de Administración que a su vez sea el letrado asesor. Con ello, se consigue que el abogado tenga un conocimiento más detallado de los problemas e inquietudes de la empresa, pudiendo anticiparse en ofrecer alternativas.
Por otro lado, las empresas que incorporan tecnología en su gestión o desarrollo funcional, automatizan procesos y rompen barreras, facilitando su contratación. Inevitablemente se busca así que el trabajador de esas empresas, deje de tener trabajos repetitivos, asumiendo funciones que requieran más aportación de valor.
Asimismo, las empresas que apuestan por recibir un asesoramiento legal adecuado, invierten en sus empleados y en ser más competitivos en el mercado al cumplir con obligaciones como transparencia, compliance penal, EGS, blanqueo de capitales, registros salariales, planes de igualdad, protección de datos, entre otros. Es inevitable ver que el efecto que causa la introducción de estos dos sectores en el día a día de nuestra empresa, proyecta una imagen de empresa fiable y actualizada para con el tráfico mercantil.
Teniendo en cuenta todo lo expuesto, podemos asegurar que los abogados en Corporate, han evolucionado de meros reparadores de problemas a ser un firewall legal de empresa, donde se prevén los riesgos de manera incesante y se minimizan en la medida de lo posible.
En este aspecto de prevención, es esencial contar con un equipo de abogados multidisciplinar y especializado muy enfocado al negocio, actualizado y plenamente comprometido con la evolución que traen todas las herramientas tecnológicas para con las empresas.
Por lo que, enlazamos con la creciente dificultad de ser empresario en nuestros días. Hasta hace no mucho, la principal función del empresario era desarrollar una actividad productiva y comercial, para un mercado inicialmente de proximidad y, paulatinamente, abrirse a otros mercados, como si fuese una gota de aceite sobre un papel. Ahora mismo, al empresario se le exige desde el momento inicial en que constituye su Sociedad ante Notario, tener abierta su empresa al mundo. Así, a modo de ejemplo, al iniciar una actividad, el empresario debe preocuparse por su propia web tanto en relación a la imagen y diseño como en relación a la legalidad de su contenido.
Por todo lo anterior, se aconseja al empresario que introduzca sistemas digitales en su actividad ordinaria, con lo que nuestra tesis de la creciente necesidad de los equipos IT en las empresas, se confirma.
En conclusión, el desafío de las estructuras empresariales es introducir procedimientos y herramientas que, además de todo lo ya expuesto, le permitan el cumplimiento y adecuación a las nuevas tendencias en las relaciones laborales, basadas en la igualdad, búsqueda de la mayor eficacia y productividad, con menor presencialidad en la oficina. Estos retos, que son ya una realidad, solo pueden superarse desde toda empresa si, por un lado, se cuenta con el adecuado asesoramiento legal y, por otro lado, se introducen herramientas tecnológicas adecuadas.