El profesor Ponti, que acaba de visitar la Cambra de Tarragona, -donde ha participado en su ciclo 'Bon dia' para explicar la importancia de 'Equivocarse rápido para acertar antes'-, es un acérrimo defensor del proceso prueba-error como pauta necesaria para avanzar, innovar y descubrir. Según él, nuestro cerebro está programado para tener miedo a fallar, y de ahí nuestra alergia a la autocrítica y a reconocer los fallos. Además de esas razones 'atávicas', el problema nace de una educación que castiga las equivocaciones: "Como consecuencia, lo fácil es la tendencia a no complicarnos la vida y arriesgar poco".
Usted introduce el concepto de 'seguridad psicológica' como aspecto clave para innovar.
Así es, con ello me refiero a un entorno en el que no sentimos miedo a ser rechazados por habernos equivocado. Si tienes gente madura y formada para hacerlo, les debes estimular con autonomía y libertad, de otro modo no querrán saber nada de implicarse y sólo van a quedarse esperando a recibir órdenes.
¿Suscribe eso de que de los errores se aprende más?
Le diré más. Para mí, el éxito es el error; en empresa y en ciencia está clarísimo que el éxito se obtiene a través del error. Es improbable tener una idea y que automáticamente se convierta en un éxito. Puede pasar, pero muy de vez en cuando. Normalmente es una senda de prueba y rectificación. El éxito sin error, realmente no se entiende.
En EEUU los empresarios de éxito suelen incluso presumir de sus fracasos...
Sí, es diferente totalmente. Aquí cuando tú haces un currículum, pondrás los éxitos y no se te ocurrirá mencionar un fracaso. Si te entrevistan allí, seguramente les extrañará, y te pedirán que les cuentes experiencias que no te han funcionado. Agradecerán que les digas que tuviste una gran decepción en un negocio que no salió bien, y que te ayudó a aprender mucho por múltiples razones. Les gustará ese camino de self made man que aprende de los errores. Les genera confianza, y es una diferencia esencial.
¿Hay un componente educacional?
Tampoco tengo una enorme experiencia en las universidades norteamericanas, pero sí conozco a algunos profesores de Harvard y también de Stanford... Y sí, existe esa diferencia educacional. De entrada, en inglés no existe el usted, y esto ya ayuda. Son más participativos... es cierto que los norteamericanos son muy individualistas, pero al mismo tiempo tienen muy claro lo de montar shows y lo hacen muy bien. Son muy simpáticos, muy directos, arropan a todo el mundo y no hacen sentirse culpable a nadie. La gente puede participar de una forma libre, y en ese sentido la palabra culpa no tiene tanto peso como aquí, que nos llega de la peor versión de nuestra religión. Allí no, si te equivocas, significa que has probado y que estás progresando, explorando un terreno desconocido.
Aquí somos más de 'los experimentos, con gaseosa'.
Pienso que esa máxima no es un 100% asumible, y además, los mediterráneos somos muy creativos, pero nos suele faltar método científico al experimentar. Es importantísimo analizar bien el método para medir el error, porque los datos son mucho más poderosos que las opiniones. Es sorprendente el nivel que alcanzan en el campo de la experimentación en el ámbito empresarial y de los negocios.
¿La tolerancia a los fallos disminuye conforme aumenta la exigencia?
Son dos vectores en equilibrio. Lo importante es diferenciar los fallos evitables (desconocimiento, falta de atención, falta de habilidades...) de los fallos inteligentes, que nacen de la exploración en situaciones de incertidumbre y complejidad.
Se nota que le han dejado huella sus etapas de formación en EEUU.
Siempre digo, y mucha gente no me entiende, que si tú me preguntarás dónde te gustaría vivir -si no fuera en Barcelona o Cataluña-, creo que me decantaría por California. He estado cuatro o cinco veces en mi vida, y me siento muy a gusto. Hay paisajes impresionantes de todo tipo, desde el desierto del Dead Valley hasta lugares fríos... Es tierra de vinos, también de naranjas... Y con San Francisco como gran ciudad, -Los Ángeles no me gusta tanto porque es demasiado megalópolis-, y algunas de las mejores universidades del mundo.
¿Cómo ve esa necesidad de experimentación en nuevos campos como la inteligencia artificial?
Me resulta difícil de entender bien qué es la IA, porque además cada día salen nuevas aplicaciones. Seguro que existen grandes peligros, ya que además tenemos una tendencia perversa hacia el mal uso de estos inventos, como vimos con la energía nuclear. Sin duda tiene una parte positiva que consiste en sumar, es decir, lograr una inteligencia aumentada. Es fantástico porque te permite preguntar, captar ideas y pulirlas y perfeccionarlas. Vas a añadir tu sentido común y tu razonamiento para adaptar ese bruto prometedor. Al final, puedes obtener un resultado mejor que si sólo confiamos estrictamente en la inteligencia humana.
¿La ve aplicable en los procesos de decisión más creativos?
Creo que es más interesante para tareas que a los humanos no nos gustan tanto, como es evaluar y ordenar. Si tú tienes 200 ideas y no sabes cuáles son las mejores, si le das unos criterios, la IA te podrá dar las más originales, o las más pragmáticas, sin demasiada inversión y te ahorra este proceso, que es más tedioso. Lo de los post-it empieza a quedarse antiguo. Hay que seguir trabajando con las manos, es importante, pero ahora podemos combinar.
¿Vamos bien en la transición hacia nuevos liderazgos menos jerarquizados?
Todavía estamos en transición. Es evidente que hemos mejorado, pero yo hago testeos entre mis alumnos, y el porcentaje de los que contestan que trabajan en empresas muy jerarquizadas, con poca libertad de movimientos, no es nada desdeñable, como entre el 25 y el 35%. Por tanto, todavía hay jefes de los que piensan que ellos son la empresa, que los demás están ahí para ejecutar sus directrices, y dan poco juego a su equipo a la hora de desarrollar su potencial creativo.
Como profesor, ¿qué nota nos pone en Cataluña?
Estamos cambiando, pero ni Cataluña ni España están en el top de la innovación en Europa. Estamos en un 6 ó 6,5 sobre 10. No suspendemos, pero estamos lejos de Suiza, países escandinavos, Gran Bretaña, Alemania... de los países más innovadores. Una de las razones es ésta; necesitamos cambiar la mentalidad, no sólo de los jefes sino también de los trabajadores, con estructuras más flexibles y ágiles.
Nos leen muchos empresarios... ¿Algún consejo que deban recordar?
Lo básico es que, como líderes, entiendan que no podemos dedicarnos a hacer siempre lo mismo. Debemos dedicar una parte, aunque sea pequeña, de nuestros esfuerzos a renovarnos. Para hacerlo, la gente debe cometer errores, con un entorno espacio-tiempo que lo haga posible, arropados por una seguridad psicológica protectora. Hay empresas que tienen incluso salas para ello, y algunas espectaculares, por cierto. Cuando estás ahí, no es que la sala garantice nada, pero al entrar te invita a un cambio respecto al despacho y al ordenador... Se trata de construir un cierto entorno creativo, estimulante... normalmente impulsado por jefes que creen en ello. Esto puede ayudar... tampoco sirve de nada poner un futbolín por ponerlo y porque queda muy moderno.
Desde Harvard a Cambrils
Franc Ponti, -que conoce bien Tarragona y mantiene buenas amistades en Cambrils, aunque pasa los veranos en Girona-, es un reputado experto en creatividad, design thinking e innovación que acostumbra a viajar por todo el mundo para impartir conferencias y seminarios de la mano de EADA Business School y de la prestigiosa firma de conferenciantes Thinking Heads. Doctor en Economía y Empresa por la Universidad Central de Cataluña y licenciado en Humanidades por la Universidad Abierta de Cataluña, este profesor del Departamento de Estrategia, Liderazgo y Personas ha participado recientemente en el TedX Barcelona y en Talks at Google. Su formación incluye estancias en universidades tan prestigiosas como Harvard, MIT y Stanford, y también es Máster en Sociedad de la Información por la UOC y Diplomado en Psicología de las Organizaciones y en Dirección de Empresas por EADA. Es autor de publicaciones como "Si funciona, cámbialo", "Inteligencia creativa", "Innovar y preguntar" o "Free Brain".