César Ramírez i Martinell Presidente y CEO del despacho de arquitectos César Martinell & Associates

“Hoy el 90% es ego-arquitectura; yo prefiero cambiarle una letra y hacer eco-arquitectura”

En 2006, CM&A creó un spin-off denominado 'Barcelona Housing Systems' (BHS), empresa dedicada a la arquitectura industrializada a gran escala, sostenible, de calidad y asequible. "Nuestra firma puede aportar una solución al déficit de vivienda asequible. Tenemos un proyecto piloto -seis apartamentos de alquiler social construidos prácticamente en cuatro meses- en Blancafort que verá la luz en otoño, otro en Alcover que ya está en la Generalitat y varios en estudio". Al frente del proyecto estará el cuarto César -el hijo mayor de los tres que tiene el entrevistado-, ingeniero aeronáutico 'reconvertido' por tradición familiar.

Roberto Villareal / Tarragona

¿Cómo lleva el peso del apellido?

Desde hace muchos años es un placer llevarlo por el mundo, pero en la Universidad fue un drama. Era un lastre pesado pertenecer por lazos familiares a la élite, -con 50 ó 60 años de encargos muy fuertes-, en una profesión con muchos egos y celos. Sin embargo, hoy es una marca fácil de llevar; sorprende y ayuda, ante quién no te conoce, cuando una búsqueda en Google arroja cientos de miles de resultados. Digamos que eres alguien. Puedo decir con orgullo que hemos mantenido una trayectoria de solvencia técnica por tres generaciones, y que yo, a mi edad, ya no me la voy a cargar.

¿Por qué ha decidido volver a Doldellops, en Valls?

Lo hemos meditado mucho. Estamos hablando de un despacho con 108 años, posiblemente el más antiguo de Europa, y cuatro generaciones. Primero porque quiero demostrar que el sur también existe: parece que si no estás en la Costa Brava no eres nadie. Segundo porque desde el punto de vista operativo, con la estación de AVE y el aeropuerto de Reus, casi es mejor que estar en el caos del centro de Barcelona, una ciudad que además no vive su mejor momento con la herencia post-Colau. Tenemos clientes de jet privado que no tendrán ningún problema en aterrizar en Reus... En la pandemia nos dimos cuenta de las posibilidades de trabajar en remoto; basta con vernos presencialmente una vez por semana, no hacen falta horas y horas juntos... Y tercero, porque me hace mucha ilusión rehabilitar y darle otro uso a la finca familiar que conservamos de mi abuelo. Hay en ello cierto sentido gaudiniano de originalidad, entendida como vuelta al origen.

Regresa a un lugar de lo más especial...

Así es, podemos estar hablando de la decana entre las masías de Cataluña. La Granja de Doldellops es una concesión de la Corona al monasterio de Poblet documentada desde el siglo XII. Todo el mundo habla de la España vaciada, pero se hace muy poco. También se critica a la burguesía porque no se preocupa por conservar el Patrimonio... Hace un par de años nosotros hemos tomado la decisión de reacondicionar una vieja cuadra cuyo techo había caído y que nos servirá de estudio y mostrar los beneficios de este tipo de proyectos para todo el tejido económico: restaurantes, sector primario, taxis, turismo... Estoy muy contento, aunque será un proceso lento, porque son muchos kilómetros de camino por recuperar, y zonas enormes de jardines y bosques. Cuanto todo esté más avanzado, también seremos la sede en Tarragona de firmas como Cosentino, Escofet (Molins) o la alemana Krinner.

¿Cómo le ha recibido Tarragona?

He tenido una gran acogida entre los empresarios del territorio, y ya he tenido contacto con el presidente de la Cambra de Comerç de Valls, entre otros agentes de referencia. Entre todos debemos sacudirnos el complejo de inferioridad, porque existe un potencial industrial y logístico muy serio en el Alt Camp.

Deben sentirse algo apocados ante su 'book' de proyectos, algunos de nivel mundial, que asusta...

Se puede decir que estamos muy 'viajados'. Hay despachos mucho más grandes que nosotros, pero quizá no con tanto 'sedimento'. Es verdad que hemos acometido proyectos enormes, por ejemplo uno de 12.500 viviendas, -como cuatro villas olímpicas-, junto al lago de Chicago, que luego no fructificó por un problema de contaminación que estaba en el subsuelo... pero lo más diferencial es un enfoque con siglo y medio de tradición. ¿De qué sirve? No todo el mundo tiene a la pareja Gaudí/Martinell en la raíz. Gracias a ese vínculo con la geometría de cuarto grado y los paraboloides pudimos trabajar en el Guggenheim, por ejemplo.

Y ahora plantea un nuevo sistema constructivo de alta calidad a precio asequible con BHS.

Básicamente son cubos que se montan como un Ikea a gran escala. Y volvemos a la tradición: esos cubos no se inspiran en Le Corbusier, sino en Paladio, el rey de la geometría euclidiana, que era picapedrero. Tanto Gaudí como mi abuelo querían superar a los clásicos, y lo hacen a través del uso disruptivo de las técnicas y materiales tradicionales. De hecho, mi abuelo se hizo famoso por su solución tecnológica ante la crisis de la filoxera.

¿No es la cuadratura del círculo aportar calidad a bajo coste?

Podemos utilizar materiales muy buenos porque se elimina en gran medida la mano de obra, que es lo que realmente encarece. Y son edificios en base a tres ceros: cero agua, cero cemento y cero mermas. En eso conectamos otra vez con el abuelo, que era obsesivo con no desperdiciar el material. No tiene sentido tirar a la basura un 20% del material. Si eso sucede, vamos mal. Y un cuarto cero: también se pueden desmontar totalmente, es decir, cero impacto.

¿Ve posible una expansión internacional del modelo?

Trabajamos en proyectos en Alemania, en Estados Unidos... Nace como solución para países en vías de desarrollo, y hemos trabajado en algunas zonas de Sudamérica, pero vemos que es igual de necesario en los países más desarrollados porque todos tienen un grave problema de acceso a la vivienda a precios asequibles.

¿Van a utilizar esta tecnología en Doldellops?

Lo que se ha podido, que es muy poquito, apenas en vigas y revestimientos, porque es un Bien Cultural de Interés Nacional. Una pena, porque a nuestros clientes les vuelve locos ver cómo se emplea la tecnología del siglo XXI en un espacio del siglo XI. Creo que a veces se va demasiado lejos con el tema de la protección. Debe existir un control, pero sin tanta imposición al propietario, en un edificio que es suyo. Nadie va a deteriorar una propiedad de esta categoría, y más si se trata de legados familiares con un fuerte vínculo sentimental.

¿Cree que la Administración está a la altura?

En absoluto. Estamos en una fase de parálisis por hiperregulación. En Europa, en España en particular, y en Cataluña en súper particular. Es un infierno pasar por tantas capas administrativas: locales, regionales, nacionales, europeas... Ya no tengo edad, pero a veces me arrepiento de no haberme quedado en Estados Unidos.

¿Tiene otras actuaciones de este tipo en cartera?

Alguna cosa hay, como el castillo de Riudabella, pero sólo me lo planteo si se da la oportunidad de trabajar en un edificio muy especial, que merezca realmente la pena. Sinceramente, veo más 'sexy' un programa de vivienda nueva y asequible para mucha gente que estas grandes rehabilitaciones que sólo disfrutan unos pocos. Da mucho prestigio en un mundo en que el 90% es ego-arquitectura, pero prefiero cambiar una letra y hacer eco-arquitectura, con 'eco' de economía y de ecología.

Regreso a los orígenes

Es el nieto del famoso César Martinell i Brunet, discípulo aventajado de Gaudí y creador de las maravillosas 'Catedrales del Vino' en municipios como Falset, Nulles, Cornudella de Montsant, Montblanc o Gandesa. Tercera generación en el despacho más antiguo de Europa, establecido primero en Valls -y luego en Barcelona- desde 1916 y que próximamente volverá a Doldellops (en la capital del Alt Camp), es accionista de diversas compañías relacionadas con la construcción y la ingeniería. Durante su estancia en UC Berkeley tuvo una intensa relación con el profesor Violich, decano del Departamento de Paisajismo y Planeamiento Medioambiental. En Nueva York colaboró con el prestigioso estudio WC&A, conocido internacionalmente por su trabajo en tiendas de lujo. A los 26 años fundó su primera empresa, Back Pack International, y poco después fundó AIJEC (Asociación Independiente de Jóvenes Empresarios de Cataluña). A sus 66 años, ha participado en los grandes proyectos de Barcelona, como el MACBA de Richard Meier, la urbanización de la Villa Olímpica o el Gran Teatro del Liceo. También ha colaborado en el Museo Guggenheim de Bilbao (Frank Ghery) y la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia (Santiago Calatrava).