Quabbala, que padeció "como todos" en los peores años de la crisis, hizo de la adversidad una oportunidad y se especializó en acompañar a las empresas en la conquista de nuevos mercados. El primer paso fue analizar qué pueden aportar las herramientas públicas y aprender a usar los instrumentos que existen, como las Cámaras de Comercio. Después de resituarse, les tocó la fase de adaptación a las necesidades de las empresas y buscar socios extranjeros para poder dar servicio a sus clientes. Hoy tienen oficinas en toda España, Londres, Hong Kong y Tokyo y cuentas en todo el mundo.
Desde la perspectiva que les da su experiencia, ¿cuál es el balance de la aventura internacional vivida por la empresa catalana en la última década?
No se había visto algo así al menos en el último siglo. Se da una confluencia de factores determinan este salto tan importante hacia el exterior. Es verdad que, en las fases más duras de la crisis, las empresas entran en pánico porque el mercado interior cae en tasas que llegan al 35%. La gran recesión afectó mucho a los mercados locales, tanto a la empresa catalana en su territorio como fuera, en el resto de España. Se vio más forzada a salir fuera respecto a ocasiones anteriores, cierto, pero también existía una tendencia de internacionalización vocacional. Como en la vida, casi nada tiene una única explicación. Todo hoy en día es poliédrico y polifacético. Es una multiplicidad de factores y de empujes, y es difícil analizar el peso de cada uno.
¿Qué otros factores han actuado?
Se ha notado también el trabajo institucional de Acció, ICEX, Cámaras de Comercio... Cada uno ha puesto su granito de arena. Estamos en la Unión Europea, el mercado del norte de África es natural para nosotros, también tenemos lazos con Sudamérica... El mundo está internacionalizado, el empresario ya siente eso y la vocación por salir fuera es muy fuerte. Existe, además, un componente tecnológico obvio. Internet me permite conectar con personas de cualquier lugar del mundo, lo que genera también un cambio también mental, con empresas, -incluso micropymes-, que nacen ya para internacionalizarse, con nula identidad local y con productos que pueden encontrar su mejor mercado en Corea del Sur, por poner un ejemplo.
¿Cómo viven este 'boom' las empresas como la suya, las que orientan estos procesos?
Durante los últimos años, más recientes, de crecimiento económico 'sano' se ha fortalecido y consolidado la tendencia. Ya no es una vocación coyuntural; el compromiso adquirido cuando tienes oficinas, distribuidores, agentes en el exterior... ya no es una cuestión solo de exportar producto o vender servicios. He invertido y he destinado mucho tiempo y dinero en la aventura. Aunque en 2017 casi se alcanzan los niveles de 2008 en el mercado nacional sería un error garrafal que todo ese esfuerzo anterior caiga en saco roto.
¿No hay marcha atrás?
No. Y además no quiero que la haya. Esta lección me debe enseñar que no debes mirar hacia atrás porque la economía es cíclica. Dicen que una gran recesión se da cada 70 años. Ojalá, pero nadie te va a librar de caídas de las economías, y más quién se mueva en un mercado global. La economía es una ciencia social, ligada a los seres humanos. El ser humano no puede esprintar 20 kilómetros. El esfuerzo se intensifica y luego decae. No es lineal, por lo que la diversificación geográfica es la mejor vacuna contra crisis. Te hace más resistente pero requiere compromiso a largo plazo, inversión económica, medios humanos, idioma, costumbres... Te tienes que adaptar o mejor no ir, porque no tendrás éxito.
"A pesar de que el mercado doméstico recupera niveles precrisis, sería un error quitar el pie del acelerador de las exportaciones"
¿Qué vaticina para la próxima década?
Nuestro comercio exterior a seguir creciendo a tasas por encima del crecimiento económico durante varias décadas. Si comparas la tasa de internacionalización frente a Holanda o Alemania vemos el inmenso recorrido que tenemos por delante, aunque le pese a Donald Trump.
¿Han sido valientes las pymes?
La gran empresa multinacional se internacionalizó ya hace décadas. Han seguido con sus procesos. Eso es perfecto, pero el mayor vértigo lo ha sentido la empresa mediana. A las micropymes, o son de perfil muy tecnológico, o les cuesta mucho por la falta de recursos. No obstante, asistimos un cambio logístico absoluto de la mano de la tecnología. Unos jóvenes de Tarragona con una buena idea pueden vender mañana en Hong Kong o Nueva York. Hace 20 años era totalmente impensable. Esa globalidad altera todo lo conocido previamente.
¿Toca pensar en grande?
Así es. Te llaman porque te han visto en la web, en Linkedin, por una recomendación... el mundo se construye ahora en redes y no podemos pensar en pequeño. Claro que tenemos clientes españoles y claro que hay una afinidad cultural y lingüística, pero no es lo sustancial. Lógicamente nuestros principales clientes en Hong Kong son españoles, y luego tenemos un segundo segmento muy fuerte de hispanohablantes. Eso no limita que un empresario de China continental quiera invertir en Europa. Los negocios de hoy se realizan de forma multidireccional, hay referencias cruzadas y hay que ser abiertos porque se multiplican las posibilidades.
¿Hasta qué punto es complejo jurídicamente?
Es muy difícil ya seguir al empresario. La capacidad de ingeniería empresarial nos está destrozando jurídicamente. Como economista puedo seguir las pistas sin problemas, pero legalmente no hay respiro. Vas con la lengua fuera continuamente. Ejemplo... salen una pieza de Tarragona que se procesa en India y acaban comercializándose en Vietnam. El distribuidor de Vietnam introduce el producto en Laos. Si hay un fallo, ¿cómo estructuras un servicio post-venta? El rompecabezas es increíble. A día de hoy, el mundo no está pensado para funcionar así. Laos es otra jurisdicción, el distribuidor es vietnamita. Yo se lo vendí al indio bajo legislación española... Intentamos que todo esté atado, pero no lo conseguimos.
Se vende usted muy bien...
Le aseguro que no es autobombo, es un tema fundamental, porque los errores y los riesgos pueden acabar con la empresa matriz, que se puede ver contaminada por los problemas de un proyecto en China, por decir un país. Resulta esencial crear cortafuegos para que esa aventura no pueda afectar a la matriz de Tarragona. La filial del Banc Sabadell ha tenido un problema importante de fuga de datos. No va a ser suaves con ellos. No valen excusas, aunque te hayan robado. Tuvieron que paralizarlo todo, pero tú no puedes paralizar la vida de las personas.
¿Es partidario de sanciones duras?
Lo que yo creo es que hay que ser serios y no vale trabajar con ligereza, como ha ocurrido con Facebook, por ejemplo. Intuyo que estamos en la antesala de sanciones de órdago. No vale venir a lloriquear y decir lo siento en el Parlamento Europeo. Eres empresario y son decenas de millones de datos privados que han sido utilizados. Hay un componente jurídico de indemnización que se puede bajar a cualquier nivel. Es un mundo complejo que nos obliga a pensar cómo proteger sus intereses para crear barreras de contención ante el riesgo.
El mundo por montera
Pongamos un caso real para entender cómo se las gastan en el día a día que le toca vivir a este especialista en operaciones internacionales: hace unas semanas le tocó ejecutar una sentencia de un cliente mexicano que a través de su sociedad de Houston (Texas) ha padecido un impago de una empresa de Navarra cuyo administrador es magrebí. La empresa navarra había emitido un pagaré a favor de la de Houston, "y yo de lo que me tengo que preocupar es de la cara del juez cuando le llegue esa demanda de un ciudadano de México, con sociedad tejana, con pagaré emitido en Pamplona por un ciudadano argelino... Hay que darle muchas vueltas", expone García-Quismondo. "Tenemos -describe este socio de uno de los despachos más relevantes en mercados asiáticos- cuentas importantes en Texas, California o Nueva York, pero también en China, Japón o India; ya no nos planteamos el mundo en función de dónde será el cliente, será de donde sea, nosotros nos preparamos para serle de utilidad donde lo necesite, y precisamente eso nos da fortaleza si, por ejemplo, empresa chilena quiere constituir una franquicia en Japón".