Como uno de los científicos europeos más reputados en materia de investigación energética, en 2004 fue nombrado director general de Política Tecnológica del Ministerio de Educación y Ciencia. Antes había ostentado durante cinco años la presidencia del Comité Asesor de Ciencia y Tecnología del programa de fusión europeo. El pasado jueves visitó la Casa Joan Miret de Tarragona invitado por la Fundació Gresol en una comida-coloquio en la que habló sobre energía sostenible e ITER. En esta entrevista abordamos con él los retos que la energía tiene planteados en un momento de profundas transformaciones.
Como experto en energía de visita en Tarragona, es obligado preguntarle por el futuro de la energía nuclear. ¿Está sentenciada en España?
Sabrá que existe un acuerdo ya firmado entre Gobierno y las grandes eléctricas para el calendario de cierre de las plantas. Desde ese punto de vista sí, la hoja de ruta dicta que en el 2035 finaliza la vida útil de todas las centrales nucleares.
¿Lo considera un objetivo realista si se revisa la factura eléctrica nacional?
Sin duda va a requerir un enorme esfuerzo. Además de la factura que usted cita, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima fija en el 2050 la total descarbonización del sistema, es decir, que en el 50 toda la energía será de origen renovable. Eliminar la nuclear de esta ecuación es complicado. Por otra parte, a nivel mundial hay países que la están abandonando y otras potenciando, incluidos los europeos. Sin ir más lejos, el Reino Unido, donde se plantea construir alguna nueva central.
¿Y el famoso 'cementerio' de residuos de alta intensidad? Da la sensación de que nunca se construirá.
Que yo sepa, el proyecto de Almacén Temporal Centralizado (ATC) no está enterrado. Todavía se mantiene en fase de discusión y está contemplado dentro del plan nacional de residuos. El proceso sigue todavía vivo y al menos en el borrador sí aparece. Aunque es verdad que de momento no queda otra que resolver el tema de los residuos generados por las centrales, las activas y las que están cerrando, a través de Almacenes Temporales Individualizados (ATI).
¿En qué ejes de investigación se centran en el CIEMAT?
CIEMAT trabaja en todas las modalidades de energía. Por ejemplo, puedo citarle la energía solar por concentración, que está en fase de desarrollo e implementación tecnológica. Desarrollamos también proyectos avanzados de almacenamiento de la energía solar tanto de día como de noche... y también con la fotovoltaica, hidroeléctrica, biomasa, eólica... Nos interesa mucho la hibridación entre ellas, ver cómo se pueden conectar en redes con sus diferencias características para un aprovechamiento global.
¿Y el almacenamiento?
El almacenamiento es un elemento crítico que abordamos, como también la utilización del hidrógeno, o un programa de investigación sobre fusión importante, que se centra en la seguridad de los procesos.
¿Habla del acelerador de partículas que se proyecta en Granada?
En parte. ITER no trata tecnológicamente el comportamiento de los materiales que se requieren para un reactor de fusión. El acelerador de Granada tratará de validar los mismos, con los test y las licencias necesarias para certificar la seguridad cuando sean golpeados por los neutrones. Primero que aguanten y después que se puedan reciclar a medio y largo plazo. Todo ello es complementario y muy necesario para llegar a la fusión nuclear.
¿Cómo va el ITER?
Muy avanzado. Se ha iniciado ya la fase de ensamblaje del reactor y esperamos que en 2025 puedan comenzar los primeros experimentos. Así está previsto oficialmente, aunque se prevé un cierto margen temporal. No se harán todavía con combustible final; habrá que esperar hasta 2035 para utilizar tritio y deuterio después de las pruebas con hidrógeno, con procesos y test que habrá que validar.
Ha citado antes la investigación del hidrógeno. En Tarragona está de moda ahora divulgar el potencial del hidrógeno 'verde'. ¿Cómo lo ve?
Hoy el vector energético para el transporte se asienta en las energías fósiles. No es sencillo sustituirlas, y ahí es donde la combinación de hidrógeno producido con energía eléctrica renovable abre enormes posibilidades de futuro, aprovechando infraestructuras existentes, como gaseoductos- para intentar resolver problemas de almacenamiento.
De nuevo, la palabra mágica: almacenamiento.
Se está trabajando muchísimo en ello, pero no está resuelto. Tenemos ya sistemas viables; el problema es que cuando los traduces a gran escala no resultan sostenibles. La manera eficiente de almacenar es uno de los objetivos fundamentales de cualquier trabajo en el campo de la energía, el reto de encontrar modos de almacenar que puedan ser implementables a gran escala.
¿Tarragona parte con ventaja por su industria petroquímica?
Claro, existe una tecnología y un know how en la zona que la hacen especialmente atractiva para impulsar algo que, al final, tiene mucho que ver con la producción, transporte y almacenamiento del gas.
¿Qué opina de los proyectos avanzados, como los desarrollados por Repsol, para capturar y reutilizar C02?
Va a ser realmente difícil llegar a los objetivos de descarbonización. Incluso si consiguiéramos llegar a no producirlo, en esos niveles de exigencia vamos a necesitar alguna manera de eliminar parte del C02 que ya hay en la atmósfera. Creo que esa es un área de investigación importantísima, con sus dificultades técnicas, pero hace falta perseverar en ello.
Desde Europa suena mucho el Green Deal y las energías renovables para el reparto de los multimillonarios fondos post Covid.
Cierto. Dentro de ese ambicioso plan de recuperación, uno de los elementos centrales es utilizar las inversiones para generar energía verde. Considero que es una enorme oportunidad.
¿Mantiene España cierto liderazgo en el campo de las renovables?
Sin duda. Es cierto que han entrado en escena otros actores, pero España mantiene buenas posibilidades de continuar con este liderazgo a través de compañías de primer nivel mundial. Debemos seguir trabajando porque el problema energético no está resuelto, ni mucho menos. Se necesitan enormes inversiones de I+D+I en la búsqueda y optimización de grandes soluciones. Inversión en innovación, y también en investigación pura. Tal y como yo lo veo, en el futuro, tendremos un cóctel, un mix de todos estos tipos de generación que le he mencionado. Como ahora, será una combinación que habrá que equilibrar y ver cómo va evolucionando.
Pionero de la fusión formado en Nueva York
Desde septiembre de 2018 ocupa la dirección general del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), organismo público de investigación de excelencia adscrito al Ministerio de Ciencia e Innovación. Alejaldre es licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Zaragoza y realizó su doctorado en el Polytechnic Institute of New York. De regreso a España en 1986, formó parte de equipos pioneros en experimentos de fusión. Mantiene un vínculo especial con Tarragona desde la candidatura de Vandellòs para albergar el proyecto internacional ITER: en 1992 fue el primer director del Laboratorio Nacional de Fusión, desde donde dirigió la alternativa española para desarrollar el reactor termonuclear de fusión en España. Ocho años después, pese a que se impuso la opción francesa de Cadarache, fue elegido director general adjunto en la Organización Internacional ITER formada por China, Corea, Estados Unidos, India, Japón, Rusia y la Unión Europea para la construcción en el sur de Francia del primer reactor experimental que demuestre la viabilidad científica y tecnológica de la fusión nuclear como fuente de energía.