Después de un mal 2015, el pasado ejercicio la multinacional germana Basf ha regresado a la senda de los beneficios, una tendencia que confían en consolidar en este 2017 con un crecimiento de dos dígitos tanto en España como a nivel mundial. Uno de sus altos ejecutivos explica al Indicador de Economía algunas de las claves de la recuperación y habla sobre los factores que podrían mejorar la posición de Tarragona en el tablero global de la compañía.
¿Cómo se valora el 'site' de Tarragona desde la cúpula de Basf?
Tarragona va muy bien, y no se aprecian riesgos visibles en un horizonte a corto y medio plazo. Con infraestructuras más competitivas o un precio más bajo de la energía jugaríamos en otra Liga y podríamos ser candidatos a otro tipo de inversiones vinculadas a la química intermedia.
¿Se plantean nuevas adquisiciones como la de Chemetall?
Estamos atentos a cualquier oportunidad en segmentos donde somos líderes. Analizamos si hay margen para un crecimiento sostenido y para implementar nuestras capacidades de innovación y know how. Si se dan estos parámetros, no renunciamos a más compras. Visto al revés, si no se alinean estos factores, también nos planteamos desinvertir, como en el caso de la venta al Grupo Stahl.
¿Preocupa en Alemania la inestabilidad por la espiral independentista?
No observamos preocupación, tan sólo actualizamos informes periódicos. Nuestra compañía no se posiciona en política. Permanecemos al margen, respetamos y nos adaptamos. Defendemos nuestros intereses empresariales legítimos al margen del debate político.
La última fecha aportada por Fomento para el ancho estándar europeo hasta Vila-seca dentro del Corredor del Mediterráneo es 2020. ¿Les otorgan credibilidad?
Somos optimistas, y más después de los importantes recursos anunciados por el Gobierno para las infraestructuras catalanas. Si esa inversión llega, nosotros tenemos el proyecto de terminal listo -unos 30 millones de euros en total- para arrancar y coincidir, más o menos, en el tiempo. Para ello creamos un consorcio en 2014 en el que Basf tiene el 25% y otras cinco empresas logísticas un 15% cada una.
¿Qué le parece que la doble vía en el 'cuello de botella' ferroviario de Vandellòs se haya ejecutado en ancho ibérico?
Es difícil saber cuáles son los criterios que emplean para asignar recursos. Nosotros lo vemos de una forma diferente, pero no querría entrar en juicios de valor sobre las razones técnicas que llevan al Ministerio de Fomento a dar prioridad a unos tramos o a otros. Lo que sí sabemos es que si finalmente tomaran la decisión de completar el de Vila-seca Castellbisbal, nuestras capacidades logísticas mejorarían de una forma notable. Confiamos en que esto se llevará a cabo, con todos los retrasos que puede haber todavía llegará el día en que la infraestructura esté en marcha y podamos aprovecharla.
Es incomprensible que, después de décadas, implementen sólo ancho ibérico... El estándar europeo sigue en el terreno etéreo de las promesas.
Desde fuera, desde Alemania por ejemplo, es complejo de comprender. Lo que escuchamos desde el Ministerio es que, especialmente en este tramo de Vila-seca y Martorell, existen dificultades técnicas que han sido en parte el motivo de tanto retraso. Al parecer hay un túnel cuya ejecución es bastante complicada y dentro del calendario de obras será la última parte que se ejecute debido a esa dificultad técnica.
Ya que estamos con los túneles, ¿qué importancia se le concede a que el túnel del Coll de Lilla (A-27) se haya proyectado sin alternativa de paso para mercancías peligrosas?
Nosotros preferiríamos que la infraestructura estuviera preparada. Es lo deseable, es mucho más operativo y nos aporta ventajas logísticas.
¿Considera que el Brexit puede tener algún tipo de impacto para ustedes?
La industria química española tiene en Reino Unido un partner comercial importante. Según datos de FEIQUE (Federación Empresarial de la Industria Química Española), Gran Bretaña es el octavo país receptor de exportaciones químicas, y también el octavo país del cual importamos. No es de los más relevantes en el ránking, pero es significativo, y esa actividad se puede ver perjudicada por las nuevas regulaciones.
¿Puede ser más concreto?
En el momento en que haya una separación completa de la UE, todos los pasos por frontera significarán aplicación de IVA. Habrá un control fronterizo, que ahora no existe, un impuesto que va a encarecer los flujos, y además, potencialmente, nuevas tarifas, pues del nuevo acuerdo comercial podrían surgir más aranceles. En el marco del libre comercio, el Brexit es una mala noticia para toda la economía, del Reino Unido en primer lugar, y europea en general. Dificulta el futuro exportador de las industrias que producen allí: Basf UK tiene más del 3% de las ventas mundiales y 1.400 personas en plantilla. De lo que allí se fabrica se exporta el 80%.
¿Qué precauciones de seguridad están tomando en Tarragona ante la amenaza yihadista?
La seguridad de las instalaciones es una prioridad máxima para nosotros. No sólo la seguridad de las personas sino también la seguridad patrimonial del 'site'. Sí que es cierto que los requisitos del Ministerio del Interior se van endureciendo. Hay un plan específico para lo que ellos llaman infraestructuras críticas, que pueden ser objetivos de ataque, y debido a ese motivo Tarragona ha completado en los últimos seis meses un plan para adaptarse a esos requerimientos. Ya estamos perfectamente alineados las exigencias del Ministerio.
¿Les ha ocasionado algún perjuicio a efectos de producción?
Al contrario. Creemos que es bueno para reforzar la seguridad a todos los niveles.
¿Se les ha llegado a plantear introducir cuarteles de la Guardia Civil en sus instalaciones, como en el caso de la industria nuclear?
No. Nos han pedido una serie de procedimientos más sofisticados de control y vigilancia. Hemos tenido que trabajar con empresas de seguridad externas que nos han aconsejado los procedimientos a poner en práctica, y tenemos ya redactado el plan y aprobado por el Ministerio, que es quien decide qué infraestructuras son críticas.