El sector químico de Tarragona afronta en los próximos años gigantescas inversiones para ganar en eficiencia y competitividad, con la mirada puesta siempre en la reducción de su huella de carbono, el fomento de la sostenibilidad y las mayores garantías seguridad. Frente a ciertas voces que hablan de deslocalización, el nuevo modelo -más sostenible, descarbonizado y circular-, hacia el que avanza el 'site' de Tarragona se visibiliza, entre otros, en varios proyectos que llaman la atención por su envergadura.
El primer megaproyecto que se desarrolla en Tarragona, y uno de los más conocidos, está ligado a la producción de hidrógeno verde; se trata del electrolizador más grande de Europa, que impulsa Repsol y supone el primer gran compromiso en firme del Hydrogen Valley of Catalonia, como se ha presentado en Bruselas. El plan Tarragona Hydrogen Network (T-Hynet), con su punta de lanza en el consorcio integrado por Enagás, Iqoxe y Messer como socios estratégicos de Repsol, se impulsa a partir del diseño y construcción -con 2.000 empleos directos- de un electrolizador a una escala nunca vista hasta la fecha.
Se prevé que entre en operación en 2025; en una segunda fase, a partir de 2027, se ampliaría la capacidad de producción de hidrógeno renovable hasta 1 GW, una cuarta parte del objetivo de España en 2030. Según han explicado los partners de T-Hynet, este enorme electrolizador utilizará preferentemente energía renovable de proximidad y empleará tecnología punta para producir hidrógeno y oxígeno renovables. Se calcula que el ahorro en combustible de origen fósil (gas natural) superaría los 110 millones anuales, con 155.000 toneladas menos de emisiones de dióxido de carbono.
"Es un inicio para demostrar que desde el sector industrial tenemos el conocimiento técnico y la voluntad de apostar por la transición energética", subraya Juan Abascal, director general de Transformación Industrial y Economía Circular de Repsol. Su tamaño le permitirá reducir costes asociados al proceso de electrólisis y optimizar el consumo de agua. "El objetivo es ir acoplando la capacidad de producción a las necesidades de la industria adyacente, además de diversificar los usos del hidrógeno renovable, de manera que el ecosistema sea lo más eficiente posible, tanto en costes de producción como de transformación y logísticos", explican fuentes de la compañía.
El reto tecnológico del cloro
El segundo ejemplo de la capacidad de innovación del sector está ya en funcionamiento en el polígono sur. Tras invertir 200 millones de euros, Covestro ha estrenado en el primer trimestre de 2023 una nueva planta de producción de cloro, la única del mundo en emplear una tecnología que permite producir cloro con un gasto energético menor: requiere de 2 voltios, en lugar de 3, lo que implica un ahorro del 25% de consumo de corriente y, en consecuencia, 22.000 toneladas anuales menos de CO2 que se emiten en la atmósfera (el equivalente a unos 15.000 coches). Este reto tecnológico ha requerido tres décadas de investigación hasta llegar a la patente.
La producción de cloro de esta nueva instalación, -cuya construcción ha tardado dos años y que ha generado medio centenar de puestos de trabajo directos y cerca de 30 más indirectos-, está destinada al propio autoconsumo de Covestro, que utiliza este cloro como materia prima del MDI, también producido en Tarragona. El MDI es una materia prima básica de las espumas de poliuretano, asimismo material esencial que tiene múltiples aplicaciones en la sociedad: desde los asientos y colchones, hasta balones y calzado deportivo.
Metanol a partir de residuos
El tercer caso que llama poderosamente la atención es la denominada Ecoplanta, la primera instalación en España que transformará residuos sólidos urbanos no reciclables en metanol, materia prima para plásticos y biocombustibles. La tecnología utilizada permitirá reciclar el 75% del carbono presente en los residuos; Repsol se ha unido al proyecto de Ecoplanta de Enerkem y Agbar en Tarragona y la acogerá en su polígono petroquímico norte para crear sinergias. La Ecoplanta prevé estar operativa a finales de 2026 y la inversión rondará los 300 millones de euros. Según la coordinadora del proyecto, Antonia López, esta instalación reciclará entre 375.000 y 400.000 toneladas de residuos al año, que procederán de los Ecoparcs catalanes, en especial del área metropolitana de Barcelona, para producir 240.000 toneladas anuales de metanol circular. Se calcula que este proceso permitirá ahorrar la emisión de 3,4 millones de toneladas de CO2 en los primeros 10 años de actividad.
La Ecoplanta es uno de los únicos siete proyectos incluido en la segunda convocatoria del Innovation Fund de la Unión Europea (de los más de 300 que se presentaron), precisamente por la aplicación de esta tecnología innovadora que permitirá, por un lado, reducir notablemente los residuos que acaban en el vertedero, y por otro reducirá también las emisiones de CO2. El proyecto se encuentra actualmente en fase de ingeniería de detalle y se prevé su aprobación para el primer semestre de 2023. La intención es iniciar la construcción durante 2024. Cuando entre en operación generará cerca de un centenar de puestos de trabajo directos.