La descarbonización es el principal reto que tiene ante sí el sector químico. Un desafío que tiene sus raíces en el compromiso de las empresas con el medio ambiente y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, pero que es también una oportunidad, por los mercados que abre una tendencia que es global y que necesitara soluciones que, en muchos casos, pasan por la química.
El sector químico de Tarragona ha recibido por parte de la Generalitat de Catalunya la propuesta de liderar el futuro Centro para la Descarbonización de la Industria, un proyecto que ya cuenta con una dotación presupuestaria inicial este mismo ejercicio. El presidente de la AEQT y director del complejo de Dow en Tarragona, Ignasi Cañagueral, asume que "tenemos un plan realista y estamos comprometidos", pero advierte que para impulsar la descarbonización de la industria hay "tres factores clave: que el territorio lo quiera, que tengamos todo el apoyo de la administración y que nuestras matrices quieran invertir aquí, y eso depende de las dos primeras".
Cañagueral está convencido de las fortalezas del clúster de Tarragona: "Somos un ecosistema muy potente y muy fiable y generamos autonomía estratégica, pero necesitamos un marco regulatorio que nos deje impulsar los proyectos y financiación, que es lo que sucede en el norte de Europa y en EEUU".
Andrea Firenze, director general de Covestro, pone en valor la importancia de contar con un marco fiable para conseguir estas inversiones: "Para impulsar nuestra planta de cloro tuvimos que decidir la tecnología con un precio de la electricidad mucho más bajo. Convencimos a nuestra matriz y apostamos por la tecnología más moderna, porque con los precios actuales sería muy difícil que fuera rentable". Otro ejemplo es el desarrollo de colchones nuevos a partir de las moléculas de colchones viejos, gracias al reciclaje químico: "La economía circular es el futuro. pero necesitamos saber que la tecnología que lo haga posible será competitiva".
Benjamin Hepfer, de BASF, está de acuerdo en que "necesitamos marcos regulatorios estables y ayudas económicas, porque los proyectos están, hay que crear las condiciones para materializarlos". "Es un cambio estructural, la petroquímica va a seguir existiendo, pero con una base muy diferente y un portfolio distinto, con nuevas oportunidades de nuevas actividades, vinculadas a lo que necesita la sociedad, si no evolucionamos las plantas actuales tienen fecha de caducidad, y mucha gente no es consciente de ello", alerta Hepfer.
Desde Repsol, Javier Sancho tiene claro que "la descarbonización es un compromiso firme, no una moda pasajera", pero advierte que "hay riesgos: los volúmenes de inversión muy altos en tecnologías que son nuevas, y tenemos que seguir siendo competitivos". Por todo ello reclama más ayudas a la administración y más colaboración público-privada y entre empresas.
Gestionar la transición
La directora general de la AEQT, María Mas, define el camino hacia las emisiones cero como "una revolución y una oportunidad", pero identifica "un período de transición, que es donde estamos ahora". Mas resume en 4 áreas este proceso: mejora de la eficiencia, electrificación, materias primas circulares, y uso del hidrógeno verde. Mas añade que "tenemos que avanzar en la captura del CO2 que emitimos y utilizarlo como materia prima para otros aspectos de producción que todavía no están desarrollados o almacenarlo". Un escenario en el que Mas pide "más agilidad para los trámites, más simplificación" para poder materializar los avances al ritmo adecuado.