Los productos sostenibles son el gran argumento de Dow en un mercado que sigue sufirendo los efectos de la crisis energética y las disrupciones en las cadenas de suministro. El compromiso de la compañía con la neutralidad climática es la gran meta de Dow.
"Trabajamos para hacer que nuestra industria sea cada vez más sostenible y prueba de ello son nuestros avances en materia de circularidad de los plásticos", explica Ignasi Cañagueral, director del Complejo de Dow en Tarragona. Cañagueral pone como ejemplos la creciente utilización de plástico reciclado y materias prima bio en sustitución de materias primas fósiles en los procesos de Dow: "Tenemos varias resinas de plástico reciclado post consumo, como AGILITY™, que permite incorporar 70% de plástico reciclado o la línea de resinas REVOLOOP™, que da una segunda vida a plásticos reciclados a través de procesos de reciclaje mecánico".
Toto ello en un contexto complicado: "Las turbulencias de los últimos años han puesto a prueba nuestra capacidad para generar soluciones que, aunque probablemente fortalecerán nuestra resiliencia ante las dificultades, continúan poniendo a la industria europea en una desventaja competitiva", remarca el director de Dow en Tarragona.
El reto de las cero emisiones
Dow asume plenamente el compromiso de alcanzar la neutralidad climática en 2050. "Reducir nuestras emisiones hasta llegar al cero requiere una transformación profunda de los patrones de producción y consumo, cuya materialización obliga a la colaboración y el trabajo coordinado entre el Gobierno, la sociedad y la industria", argumenta Ignasi Cañagueral, que pone el foco en el reto de "reducir nuestras emisiones protegiendo, al mismo tiempo, nuestra competitividad". "España debe proteger su tejido industrial, para garantizar la prosperidad y contribuir a la autonomía estratégica de la UE", reclama.
Cañagueral explica que "seguimos una hoja de ruta que, a lo largo de tres etapas distintas, emplea una variedad de palancas de reducción de emisiones". "El mayor de nuestros esfuerzos -concreta- se centra en el cracker que Dow tiene en Tarragona, ya que es la planta que más CO2 emite, aunque es un tesoro, porque los crackers de etileno y propileno son junto con la industria del cloro el punto de partida de la química moderna, que permite suministrar materias primas para múltiples sectores".
En este sentido, Cañagueral reclama que España "reconozca el papel que la reutilización de gases de proceso - en nuestro caso, el hidrógeno circular - y la captura y el almacenamiento de carbono pueden jugar en la transición industrial". De habilitarse estas palancas, "la reducción de las emisiones del cracker podría incrementarse hasta el 80%".