La pandemia demostró que la química es un sector esencial para nuestro territorio. Algo que ya sabíamos pero que quedó mucho más demostrado en un contexto extraordinario como el que nos tocó vivir. En el caso de la química, me atrevo a decir que estamos ante un sector que es esencial por partida triple.
En primer lugar, porque, como pasó con la industria en general, se puso de manifiesto la importancia de la producción de proximidad de los componentes y productos que una sociedad necesita para su bienestar material, y la química, en este ámbito, es fundamental, porque, entre muchas otras actividades, presta servicio a la sanidad o la alimentación, dos sectores vitales para las personas, especialmente ante la emergencia que tuvimos que afrontar.
En segundo, por su rol de motor económico de las comarcas de Tarragona. Ante la parálisis económica que supuso la pandemia, las empresas de este sector demostraron su robustez manteniendo actividad, puestos de trabajo y creación de riqueza. Como ya ha pasado ante turbulencias anteriores, el sector químico ejerció nuevamente de palanca de estabilidad y recuperación, algo que es muy valioso cuando la economía va viento en popa pero mucho más en momentos de incertidumbre.
Y, en tercer lugar, por la capacidad de la química para aportar soluciones en los grandes retos que tenemos como sociedad. Muy en particular, el de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que en ImpulsCatSud tenemos como uno de nuestros valores fundacionales. Buena parte de las innovaciones científicas y técnicas que la humanidad necesita para evolucionar hacia un paradigma mucho más respetuoso con el medio ambiente provendrán de la química. La economía circular, los nuevos materiales y la transición energética son retos de la humanidad en los que la química tiene mucho que decir.
Pero es un sector que, a pesar de sus fortalezas, también necesita apoyo. Las empresas que lo forman, que mediante la Asociación Empresarial Química de Tarragona están integradas en nuestra asociación, tienen planificadas importantes inversiones para acometer estos retos, con la descarbonización como principal palanca. Pero para materializarlas necesitan que la Administración resuelva algunos de las asignaturas pendientes que tenemos desde hace demasiados años, como son, por citar algunos casos, los elevados costes energéticos, infraestructuras como el Corredor Mediterráneo o la mejora de la agilidad en las tramitaciones de los proyectos.
La química es un sector muy competitivo y los territorios que acogen su actividad también tienen que serlo para seguir siendo atractivos para sus empresas. Tarragona es un polo muy potente, el más importante para el sector en el sur de Europa, por la diversidad y complementariedad de empresas, por las conexiones portuarias, por el conocimiento que aporta la URV, etc. Pero necesita seguir mejorando para seguir disfrutando del privilegio de contar con un motor económico como la química, que impulsa nuestro desarrollo económico y social irradiando sus beneficios hacia toda la sociedad.