El sector químico vincula buena parte de sus proyectos de inversión, tanto a nivel estratégico como en el ámbito de la descarbonización, a la mejora de las infraestructuras eléctricas. Benjamin Hepfer, director del centro de producción de BASF en Tarragona, apunta que "las empresas necesitamos infraestructuras eléctricas con todas las garantías, haremos los proyectos cuando existan las infraestructuras". En este sentido, para los procesos de electrificación es fundamental contar con más potencia instalada de origen renovable.
En el caso de las redes cerradas, Hepfer las valora com "una sinergia entre complejos industriales, con una gran importancia, queremos invertir en descarbonización, pero esto lo frena, por un tema regulatorio". María Mas, directora general de la AEQT, reconoce que "necesitamos más infraestructura eléctrica y de transporte, la red de transporte no puede asumir el volumen de generación". Mas recuerda que en Catalunya "vamos a la cola en el despliegue de las renovables y esto también frena a los inversores".
Rubén Folgado, director de Messer, afirma que "hemos entrado en un nuevo paradigma, en el que nos hemos acostumbrado a tener precios de energía que multiplican por 3 y por 4 los que eran habituales hace tres años y ver cada trimestre como un período estratégico de máxima incertidumbre". "Europa debe acelerar la necesaria transición energética que ya no puede depender más del gas y no morir en el intento por deslocalizaciones masivas", advierte Folgado, que considera "imprescindible la disponibilidad de energía renovable para posicionarnos adecuadamente en descarbonizar las actividades del clúster químico de Tarragona, clave de nuestra competitividad futura". Muy especialmente para impusar el "hidrógeno renovable como vector energético del futuro".